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Jornadas rentables y felices

Empresas y trabajadores discrepan sobre la facilidad de instaurar un modelo laboral flexible - "La conciliación es bonita pero de compleja aplicación"

Trabajar mejor no es igual a más tiempo. Lejos de ser una ecuación a falta de resolución, resulta más bien el mantra con el que instituciones, agentes sociales y algunas empresas propagan los beneficios de la flexibilidad horaria y la conciliación como fin para lograr una mayor productividad.

Está comprobado que la calidad de vida en el trabajo es rentable, beneficioso y necesario. Según un estudio del Gobierno vasco, el 36,7% de los trabajadores se encuentran más satisfechos y encuentra un mejor clima laboral con la jornada continua. A su vez, el 30% mejora la conciliación entre su vida laboral y personal; un 23,3% de los trabajadores encuestados afirman que mejora su productividad, y el 13,3% señala que tiene un mejor rendimiento.

"Mejor cuantas más empresas cambiemos el perfil", afirma un gerente
"Me daba cierto miedo compartir la baja maternal", dice un enfermero
El 85% de los 550 trabajadores de Euskaltel tienen jornada continua

Nadie lo pone en duda sobre el papel pero la realidad es otra. Todavía falta valor en las empresas para instaurar la jornada continua que se encuentran con dificultades en función del sector al que pertenecen. A esto hay que añadirle que se trata de un problema cultural, de carácter. La filosofía del tiempo presencial en el trabajo está aún demasiado arraigada en el tejido empresarial vasco. Varios trabajadores y empresarios opinan sobre los vericuetos de la conciliación.

METAL Crisis y turnos

En la calderería Arrospe, S. Coop. trabajan medio centenar de personas. El trabajo es de taller y montaje. No tienen producto propio, son subcontratistas y dependen de los proyectos que firman. "Esto dificulta que adoptemos medidas planificadas en el taller que ayuden a conciliar la vida familiar y laboral", explica de entrada Javier de Cristóbal, gerente de la cooperativa guipuzcoana que factura un 50% en el extranjero. Ya hace dos años la dirección introdujo cambios en el departamento de administración como la ampliación horaria a la entrada, durante la comida y en la salida.

El problema está en los talleres; hay diferentes cadenas de montaje y normalmente trabajan en un turno y a veces en dos en función del número de pedidos. "La conciliación es un tema muy bonito pero luego es de muy compleja aplicación", reconoce De Cristóbal, que ha abogado por el uso de las nuevas tecnologías. "En mi caso, la mayoría de los días acabo mi jornada desde casa gracias al ordenador, lo que me permite ver a mis hijos", explica. Este gerente, de 40 años, opina que la flexibilidad no significa que se trabaje menos. "Sobre todo, ahora con la crisis, hay que trabajar mucho para que las cuentas salgan porque los márgenes están muy mal y la competitividad es muy grande", añade.

Algo más optimista es el responsable de compras y ventas internacionales de una empresa del sector del metal en Tolosaldea que prefiere no dar su identidad. Tienen instaurado un horario de 8.00 a 13.00 y de 15.00 a 18.00 con un parón de dos horas para comer. En la empresa, donde trabajan unas 100 personas, se están planteando aplicar la jornada continua en los próximos meses. "Creemos que será beneficioso, el trabajador trabajará mejor y se le permitirá adaptarse a un horario más flexible", señala. "Nosotros trabajamos con muchos países extranjeros y está hasta mal visto que paremos dos horas al mediodía. Para echar la siesta, dicen".

CONSULTORÍA Horarios flexibles

Iban Lozano, de 33 años, director gerente del grupo Gestay, dedicado a la consultoría financiera, recoge a su hija todos los días del colegio a las 12. Le da de comer, le acuesta y vuelve al trabajo. Una flexibilidad horaria que inculca a su equipo formado por una plantilla de casi 40 personas donde la media de edad es de 29 años. Lozano reconoce que la cultura adquirida durante años dificulta la flexibilidad horaria y la conciliación. "Por ejemplo, estamos de reuniones todo el día. Somos un país que nos reunimos demasiado y no es productivo. Creo que se debe trabajar por objetivos y que cada uno se organice su tiempo", señala el gerente donostiarra.

Además, recalca que el sistema, la estructura alrededor del tejido empresarial está mal organizada. "No se piensa ni en los hijos, ni en la familia, ni el tiempo libre que debe tener uno para pensar de forma más clara". La solución, según este joven emprendedor, pasa porque cada empresa sea responsable y tome sus propias medidas. "Cuantas más seamos las que vamos cambiando el perfil más fuerza tendremos dentro de la propia estructura, pero es complicado", apostilla.

EVENTUALES Y AUTÓNOMOS

Maternidad compartida

Juan Luis Amares, de 35 años, comparte con su mujer la baja por maternidad. Es enfermero eventual en Osakidetza y decidió acogerse a las 10 semanas de baja para cuidar de su hija menor de dos meses. Su mujer, Lidia, es autónoma, propietaria de una peluquería en Lasarte-Oria. Tras las seis semanas de baja se ha tenido que renganchar a su oficio para sacar el negocio adelante. "Dudé mucho si coger o no la baja porque tengo amigos que les fue mal después de hacerlo. Me daba cierto miedo por mi plaza, que no es fija, pero al final era la única opción", reconoce este joven jerezano afincado en Euskadi.

Tanto Juan Luis como Lidia creen que la igualdad debe de ser en todos los sentidos. "El hombre puede y debe compartir muchas tareas de la mujer y viceversa. Pero aún está mal visto en la sociedad que los hombres se cojan la baja por maternidad. En este sentido, estamos a años luz de otros países, como los nórdicos, por ejemplo", señala la pareja.

Euskatel y Bellota predican con el ejemplo

En las oficinas de Euskaltel, en Derio, apenas queda actividad a partir de las cuatro de la tarde. El aparcamiento está vacío y las luces apagadas. El 85% de la plantilla ha finalizado su jornada laboral. Solo algunas personas de los departamentos de mantenimiento y atención al cliente, que trabajan las 24 horas en varios turnos, permanecen en las instalaciones.

Desde el 1 de enero de 2011, los trabajadores de la compañía de telecomunicaciones trabajan en horario continuado; de 7.30 a 15.15 con media hora de flexibilidad de entrada y salida y otros 30 minutos para comer. La medida ha sido aplicada tras participar en un programa piloto lanzado por la Consejería de Asuntos Sociales del Gobierno vasco junto con las empresas Bellota, Lazpiur y Vadillo para fomentar la conciliación laboral.

"Se ha conseguido un mayor rendimiento de nuestros trabajadores, además, se han reducido los desplazamientos en automóvil y con ellos la siniestralidad. Incluso muchos compañeros comentan que el rendimiento escolar de sus hijos ha mejorado porque pasan más tiempo con ellos", reconoce, Alberto García Erauzkin, consejero director general de Euskaltel, una compañía con 550 trabajadores.

No fue fácil tomar la decisión. La dirección sopesó mucho los pros y los contras, pero el resultado ha sido positivo. "Estamos encantados y la gente está mucho más satisfecha. Ha sido muy responsable y ha asumido que a cambio de esa enorme ventaja tenía que ser bueno para las personas, pero también para la compañía", explica García Erauzkin.

En la empresa Bellota, en Legazpi, perteneciente a la corporación Patricio Echeverria, la experiencia de implantar jornadas laborales más flexibles ha sido más complejo por las limitaciones de los turnos de trabajo. Con 450 trabajadores, el grueso de la plantilla, unos 300, trabajan en los talleres en la fabricación de herramientas manuales y componentes para maquinaria agrícola. Aún así, en las zonas de oficina se ha logrado que el horario de entrada y salida se flexibilice, además de reducirse los tiempos para la comida.

También se ha conseguido que en talleres mejoren las rotaciones de los turnos. "El trabajo en cadena dificulta la flexibilización. Por eso, hay que jugar con las herramientas disponibles para que los turnos causen el menor impacto posible en las vidas de los trabajadores", explica Juanjo Salegui, jefe de personal.

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