Protección frente al euro
Los expertos afirman que Reino Unido necesita un plan B para impulsar el crecimiento. Lo que realmente necesita es un plan de emergencia para responder a un estallido del euro. Los puntales de este plan deberían ser que el Gobierno mantenga en reserva una potencia de fuego fiscal adecuada para responder a una crisis y que apoye a los bancos del país.
Ambas cosas están relacionadas. Si el Gobierno usase toda su capacidad fiscal ahora para tratar de evitar una recesión aún más profunda podría encontrarse con que no tiene fuerza para reaccionar si las cosas empeoran al otro lado del canal de la Mancha. Ya se prevé que la deuda alcance un máximo del 78% del PIB en 2014/2015, según la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria. Pero esa previsión da por sentado que la eurozona encuentra una solución a sus problemas. Si no es así, Reino Unido se verá arrastrado a una profunda recesión y su deuda se inflará: la recaudación de impuestos disminuiría, el gasto social aumentaría y habría que inyectar dinero a los bancos.
Si la moneda única se desintegra, es probable que se produzcan pánicos bancarios en toda la eurozona. Las entidades crediticias de Gran Bretaña también serían vulnerables. Eso se debe en parte a que poseen 15.000 millones de libras de deuda soberana de Grecia, Portugal, Italia, España e Irlanda. Pero el problema principal sería su exposición a los sectores privados de esos países valorada en 144.000 millones de libras. Un hundimiento del euro convertiría en malos muchos préstamos buenos. Royal Bank of Scotland, Barclays y Lloyds Banking Group serían los tres bancos más cercanos a la línea de fuego.
El capital adicional por sí solo no impediría que estos bancos se quedasen sin efectivo durante el periodo posterior a una ruptura. El Gobierno y el Banco de Inglaterra también tendrían que proporcionarles una malla protectora de liquidez, como hicieron en 2008. Como entonces, la ayuda podría tener dos elementos: el Tesoro podría garantizar nuevas emisiones de deuda bancaria al por mayor; y el Banco de Inglaterra podría volver a poner en marcha su Plan Especial de Liquidez, que permitió a las entidades crediticias intercambiar activos sin liquidez por bonos del Gobierno durante un periodo de tres años.
Una opción sería esperar hasta que se produzca una ruptura antes de hacer nada de esto. Pero Reino Unido podría encontrarse entonces en desventaja, al tener que luchar contra un pánico a gran escala. Sería mejor poner ahora en marcha al menos una parte del plan de emergencia.
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