Aeropuerto y cocido extenso

1. Parque de Juan Carlos I. Hay lugares a los que acudo después de un largo viaje y este es uno de ellos. Es un parque que lo vi nacer porque siempre he vivido por esa zona y me gusta muchísimo su iluminación, la mezcla del agua, el lago. Tengo la sensación de estar en la naturaleza y las vistas de Madrid son muy interesantes. Y me da igual ir por la mañana que por la tarde.

2. Restaurante Viridiana. Ahí he celebrado muchas cosas desde que se inauguró hace 30 años. Siempre salgo satisfecha. Su dueño, Abraham García, es un hombre culto, interesado en muchas cosas y es un gusto escucharle. Siempre te descubre un título o un poeta en el que no habías reparado. Y me gusta ir cuatro veces al año, con el cambio de estaciones, y probar los alimentos de temporada (Juan de Mena, 14).

3. Círculo de Bellas Artes. Muchas veces me sorprendo quedando ahí. Es un lugar donde pasan muchas cosas, desde escuchar a un musicólogo italiano, hacerme fotos, entrevistas, quedar con amigos, cantar, ver una exposición. Y el edificio me gusta mucho. Cuando fui a ver la exposición de Cristina García Rodero salí flotando. Todos los encuentros ahí te unen al edificio con lazos a veces invisibles.

4. Librería Antonio Machado. Es la librería de Madrid donde empecé a comprar porque tenía una amiga que vivía encima (Fernando VI, 17). Pasan los años y te sientes unida al lugar. Puedes comprar en otro sitio, pero siempre me decanto por esta. Suelo apuntar los libros que quiero hasta que acumulo un número importante y hago el pedido allí o me acerco. Siempre me consiguen lo que busco, por eso es un lugar necesario.

5. Museo del Prado. No voy a decir demasiado de él porque todo el mundo lo sabe. Hay que ir siempre. Aunque más que a una exposición temporal, es más importante ir a alguna de sus salas sin un motivo puntual. Si al Viridiana vas cuatro veces al año, al Prado, si puedes ir 40, mejor.

6. Taberna La Daniela. Es donde como el cocido más extenso que se puede comer. El ambiente es como de casa, con un servicio cariñosísimo de mujeres. Aunque no soy de comer platos tradicionales muy a menudo, este me despierta la memoria sensitiva a lo bestia (General Pardiñas, 21).

7. Aldaba. Es una tienda de regalos y objetos para la casa de uso cotidiano. Con el tiempo me he hecho amiga de Ignacio, que es cariñoso y atento y tiene música en el local muy interesante. Cuando voy siempre me da una noticia o un detalle de algo que hizo un cantante, ya que tiene una información muy amplia de música. Y cuando te acercas ahí (Belén, 4) tienes la seguridad de que si tienes que hacer un regalo, hay variedad suficiente como para acertar en la elección.

8. Terminal 4 de Barajas. Fuimos a dar un concierto a Bélgica y viajamos en avión de Madrid a Bruselas, que tiene un aeropuerto gris y coñazo, con tan poco interés que solo me fijé en las tiendas, que es algo que no suelo hacer. Desde que se inauguró la T-4, siempre que miro el edificio me produce una sensación cálida. No sé si hay alguno más bonito que este. Así que a los arquitectos Richard Rogers y Lamela hay que darles las gracias por algo tan bello y sin arrogancia.