Portugal aprueba el ajuste más duro de la democracia
El primer presupuesto de Passos Coelho incluye el aumento del copago sanitario y del IVA hasta el 23%
Portugal se apresta a iniciar su particular travesía del desierto de 2012. La Asamblea portuguesa, con la cómoda mayoría absoluta de la coalición de centro-derecha que sostiene el Gobierno del conservador Pedro Passos Coelho, aprobó ayer el presupuesto para el año que viene, durísimo, con drásticos y draconianos recortes, "el más exigente en la historia de Portugal desde que se derribó la dictadura, en 1974", en palabras del estricto ministro de Finanzas, Vítor Gaspar. Es el primer presupuesto de este Gobierno, elegido en junio, y el primero también tutelado por la troika, esto es, el Banco Central Europeo, la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, instituciones que en mayo prestaron a Portugal 78.000 millones de euros para evitar la bancarrota del país.
Ir al médico a urgencias costará entre 20 y 40 euros, según el Gobierno
Los funcionarios que ganen más de 1.100 euros se quedan sin extras
Este presupuesto condicionado se aprueba, además, con un país zarandeado socialmente: el jueves pasado los sindicatos organizaron una huelga general que paralizó los transportes en las principales ciudades portuguesas y que afectó a varios servicios públicos. Al término de la manifestación que cerró la jornada de protesta hubo disturbios, algo muy raro en Portugal, entre un grupo de indignados y los agentes que custodiaban la escalinata del Parlamento. Con todo, los sindicatos han advertido ya de que la protesta va a continuar. Ayer mismo, cientos de personas se reunieron frente al Parlamento portugués para quejarse de unas medidas que, según ellos, van a empobrecer más a los que menos tienen.
"Hay más caminos, pero este Gobierno no va a buscar el dinero donde está el dinero, sino en el bolsillo de los mismos de siempre", explicaba un sindicalista. También protestan por este presupuesto ciertos sectores de las Fuerzas Armadas, que van a pedir al presidente de la República, Aníbal Cavaco Silva, que lo vete. Un representante de la Asocación Portuguesa de Sargentos, Lima Coelho, aseguró ayer en una cadena de televisión portuguesa que las condiciones de vida en los cuarteles de muchos militares "se están degradando mucho y se van a degradar mucho más".
Las medidas que incluye este presupuesto recién aprobado son excepcionales: los funcionarios y pensionistas que ganen más de 1.100 euros se quedarán sin pagas extras. La propuesta inicial del Gobierno era la de recortar esas pagas extras a partir de los 1.000 euros, pero la contestación social (y la presión de la oposición, según la oposición) le han obligado a levantar un poco la mano.
Todos los portugueses son conscientes de que el año que viene van a vivir peor. Bastante peor. Todas las áreas de la Administración sufrirán recortes. Incluido el Ministerio de Sanidad, que ahorrará 734 millones de euros, y el de Educación, que dejará de gastar 600.
Habrá menos médicos, menos servicios y estos costarán más caros. Un ejemplo: ahora, ir a urgencias en Portugal cuesta 9,6 euros. A partir del año que viene la tarifa subirá. Aún no está decidido cuánto. Algunos enfermeros que asistieron a la manifestación de la semana pasada de Lisboa temen que el precio final se acerque a los 100 euros. El Gobierno replica que siempre será menor de 40 y que probablemente se quede en 20. También se recortará en transportes públicos, en subvenciones y en exenciones de impuestos.
Y subirá el IVA. El fútbol, los restaurantes, los espectáculos pornográficos, los refrescos, los postres lácteos, los frutos secos, la margarina, los quesos o el chocolate, entre otras muchas cosas, estarán gravadas con un 23% de IVA (muchas ahora tienen un 6% o un 13%).
El Partido Socialista portugués (PS) se ha abstenido. Su secretario general, António José Seguro, que ha sufrido durante toda la discusión parlamentaria la rebelión sorda de muchos diputados de su partido que le acusan de tibio, explicó así el sentido de su voto: "No es un buen presupuesto. Pero hemos logrado que no sea tan malo como lo trajo el Gobierno en una primera instancia. No hemos conseguido todo lo que queríamos, pero hemos conseguido cambiarlo algo". El PS, con todo, llegaba a esta votación con el pie trabado y con cierto sentimiento de culpa: fue el Gobierno de su correligionario José Sócrates el que se vio obligado a pedir en primavera el auxilio financiero de la troika a fin de evitar el colapso económico del país.
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