El contrabajista flamenco
En el último medio siglo el flamenco y el jazz han vivido un sinfín de idilios tórridos y apasionados. En algunos casos los resultados han sido tremendamente buenos, en otros tremendamente malos, como si en estas cosas no cupiera el término medio. Ha habido de todo, pero siempre tanto jazzistas como flamencos han cedido terreno para acercarse al otro buscando el punto de encuentro.
En el caso de Dave Holland y Pepe Habichuela no ha sucedido nada de eso. El guitarrista granadino no se ha movido ni un milímetro de su posición y ha sido el contrabajista británico el que ha tenido que dejar todo su equipaje en el vestuario para reciclarse en flamenco convencido. Y como Holland no es persona de medias tintas el resultado es sencillamente apabullante. Y lo más importante: ha ido profundizando en el tema hasta conseguir una sensibilidad jonda que pone la carne de gallina.
Dave Holland y Pepe Habichuela
Palau de la Música, 25 de noviembre.
Al antiguo compañero de Miles se le ve feliz abordando tangos, rumbas o bulerías, su mirada no es la del benevolente turista británico, sino la del devoto convertido. Su papel se meció entre la ligereza de un guitarrista y la profundidad de un gran cantaor y sin usar nunca el arco, astucia muy manida en estos casos. Su pizzicato a todo lo largo del concierto fue de una belleza tal que hizo desaparecer del escenario hasta al mismo Pepe Habichuela, todo y que el guitarrista tuvo algunas intervenciones de verdadera magia que enardecieron al personal.
Para el recuerdo: el momento en que se quedaron a solas para recordar a Camarón, un diálogo sencillamente estremecedor. Tras escuchar ese tema ya no cabe ninguna duda: Dave Holland es EL (con mayúsculas) contrabajista flamenco.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.