El paro colorea las aulas
La crisis redibuja un nuevo escenario con alumnos entre los 20 y los 55 años - Euskadi es la segunda autonomía que más ofertas laborales aporta de FP
El paro y la formación son actualmente las caras de una misma moneda que muchos lanzan al aire desesperados en busca de una salida para encarar la crisis económica de una forma competitiva.
Entre Ignacio Palenzuela, de 48 años, y Alai Rodríguez, de 26, existe un abismo generacional de 22 años. Sin embargo, comparten una misma realidad: los dos están en paro y estudian Formación Profesional (FP). Se sientan a tomar café en un céntrico bar de San Sebastián sorprendidos de que, a pesar de la diferencia de edad, les unen más cosas de las que les separan. Es lo que tienen las crisis económicas, que no entienden de edades.
Ignacio, de Irún, estudia el segundo curso de Restauración en Cebanc. Después de 25 años trabajando como delineante industrial en varias empresas se encontró un día en la tesitura de una suspensión de pagos en la última empresa en la que trabajó. Y se quedó en la calle. "Al principio fue hasta liberador ir al paro, me lo tomé como un par de meses sabáticos, pero a las dos semanas me estaba mordiendo las uñas hasta las falanges", señala. Aún sufre las secuelas del estrés; le diagnosticaron una diabetes y padeció una fuerte depresión.
"Para salir de la crisis hace falta gente preparada", afirma el director de Tknika
El desempleo ha incrementado el número de matrículas en FP
Alai realiza el primer curso del ciclo formativo superior de Frío y Calor en el colegio Don Bosco, en Rentería. Anteriormente, había hecho un ciclo de Mantenimientos de Equipos Industriales, pero tras pasar por varios trabajos en periodos cortos se quedó en paro y ha decidido completar sus estudios. "La gente dice que hay que superar la crisis pero lo que hay que hacer es convivir con ella unos años", apunta mientras sorbe un café cortado.
Alai e Ignacio han agotado el subsidio de desempleo. No tienen ingresos. Ignacio lleva tres años sin encontrar trabajo como delineante. Ahora confía en que estudiando cocina, su hobby, encuentre trabajo porque cree que hay más oferta. "Echaba tres currículos por semana y no sonó el teléfono ni una vez. Doy fe de que a partir de los 45 años empiezas a ser chatarra. Lo he vivido", le explica a Alai, que lleva un año en paro y cobra una ayuda social de 400 euros que está a punto de agotar. Alai le responde que "ahora las empresas quieren gente joven, moldeable y barata".
Ignacio, a diferencia de Alai que vive en Rentería con sus padres, sobrelleva como puede el peso de la responsabilidad familiar. Está casado y tiene un hijo de 22 años que también estudia FP. "Tiene el mismo problema. Acaba de hacer dos grados medios de carpintería y quiere trabajar pero no puede", explica.
La formación supone para los dos una vía de escape, además, de una forma de reciclarse. La FP está redibujando un nuevo escenario en las aulas. El paro arrastra a gente de todas las edades lo que ha llevado a incrementarse el número de matrículas.
Euskadi es la segunda comunidad autónoma que más ofertas laborales de FP aporta al mercado de trabajo, según Adecco e Info-empleo. "Si vamos a salir de la crisis, el modelo es con gente preparada y competitiva y no con el 50% de los trabajadores sin cualificación", advierte José Miguel Oskoz, director de Tknika, Centro de Innovación para la FP.
Alai afirma que en clase se nota la diferencia de edad entre unos estudiantes y otros. "Las inquietudes varían. No son las mismas para uno de 20 que de 40 años y eso enriquece", asegura. Ignacio asiente. Le recuerda a Alai que tiene "todo el futuro por delante" y que la crisis económica tendrá que dar la vuelta algún día.
Emprender desde la formación
En Euskadi hay unos 60 centros de Formación Profesional y otros 80 en los que se imparten Bachillerato y FP. En total, son 30.000 alumnos, una cifra por encima de los estudiantes de Bachillerato. Desde Tknika, se capta la innovación que se genera en las universidades, grandes empresas y centros tecnológicos para adaptarla a la FP mediante proyectos. "Es un motor de desarrollo económico y jugará un papel decisivo. Nos corresponde el reciclaje de los trabajadores que están en paro y no tienen cualificación", asegura Oskoz.
Pero no se trata solo de formación a secas. El perfil del trabajador del siglo XXI pasa por potenciar no solo las aptitudes (formación de base, tecnológica, idiomas, informática) sino las actitudes (trabajo en equipo, motivación, comunicación), unas capacidades transversales que, según los expertos, hay que trabajar dentro de las empresas.
En Tknika se están trabajando estas actitudes a través de dos programas; Empresa Joven Educativa (EJE), se aplica una metodología en la que el alumno constituye una empresa y es sujeto de su propio emprendizaje. El segundo proyecto es Urrats Bat orientado a exalumnos de FP que dan el paso en la creación de una empresa. En este caso, se les presta un servicio de acompañamiento, se ofrecen espacios, equipamiento y asesoría técnica y externa para trámites y subvenciones. Hay 40 centros que ofrecen este servicio y desde 2000 se han constituido 255 empresas.
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