Karaoke
Cuando la televisión se pone a funcionar como una máquina de entretenimiento sobran las exigencias. Sería como pedirle a una máquina de palomitas que te prepare una merluza a la bilbaína. Sucede con Tu cara me suena, el éxito popular del otoño, que presenta Manel Fuentes en Antena 3.
La maquinaria es sencilla: concurso con famosos. Es decir, doble virtud. De un lado, la competición pura y dura. Del otro, participantes conocidos, que se arriesgan a mostrar sus miserias en la disputa. Pero Tu cara me suena es un Mira quién canta, donde los famosos concursantes se someten a un jurado de expertos: el gran imitador Carlos Latre, la cantante Mónica Naranjo, la presentadora Carolina Cerezuela y el profesor de escena Àngel Llacer, que ejerce desde hace tiempo del Boris Izaguirre de los concursos musicales. Un jurado amable y concursantes que cobran. Así que la maldad del espectador tan solo se puede ver compensada por el desafine, aunque los retoques sonoros en posproducción ayudan, o el patetismo.
Es un karaoke cruzado con un baile de disfraces. El invento japonés responde a ese nombre afortunado, que viene a significar algo así como "sin orquesta", donde se canta a pelo sobre una base pregrabada y que en general provoca un enorme placer cuando se practica en un grupo de amigos completamente borrachos. A los concursantes no se les emborracha, pero sí se les maquilla con profusión. Josema Yuste, uno de los participantes, acertó a definir la caracterización como un cruce entre el hiperrealismo y El planeta de los simios.
Los finalistas serán Santiago Segura, que con su ácida pasión competitiva es un valor seguro en la tele, Angy, que concursa de verdad, y Julio José Iglesias y Sylvia Pantoja, alzados a la altura de sus apellidos. Es un reparto curioso, algo precocinado, del que han quedado apartados profesionales del canto como Francisco o Toñi, la de Azúcar Moreno, precisamente porque en un karaoke quien más desafina es quien canta bien. Los que no le piden otra cosa diferente a lo que se están pasándoselo bomba con el programa, dentro y fuera de él. Los que tienen un plan mejor que este karaoke con disfraz para la noche de los miércoles tampoco han de sentirse culpables.