_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Lo que nos faltaba

Repetía Rubalcaba en la campaña electoral que las encuestas no son votos, y tenía razón, ya que finalmente el batacazo de los socialistas ha sido mayor de lo que se temía, y nada indica que no hubiera podido ser todavía más estrepitoso. Ahora se trata, como es natural, de convocar un congreso para tratar de ver cómo se sale de esta, un congreso que necesariamente tendrá que sopesar con mucho cuidado lo sucedido antes de -y ahí te quiero ver- decidirse a refundar un partido que está muy lejos de despertar el entusiasmo de los votantes, incluso de los suyos, en momentos tan delicados como estos. Podría pensarse que el castigo ha resultado excesivo para unos socialistas que no pretendían nada ajeno a hacer bien las cosas y sortear los abismos de la crisis como buenamente pudieran a la espera de una mejora de la situación, siquiera parcial, que les permitiera tirar hacia delante como fuera a la espera de tiempos más estimulantes, cuando la realidad se veía venir y a pocos días de las elecciones la situación no hizo sino empeorar, lo que se cargó también en la cuenta de los ahora derrotados.

Lo más terrible de esos resultados electorales es sin duda que no existe garantía alguna de que los vencedores vayan a respetar las conquistas sociales de los derrotados durante el primer mandato de Zapatero, así que es de temer que más pronto que tarde resuciten las absurdas polémicas, seguidas de las correspondientes modificaciones de la derecha, sobre asuntos de tanta relevancia social como los requisitos del derecho al aborto, los matrimonios entre personas del mismo sexo, el desarrollo de la Ley de Dependencia y una multitud de avances en la atención social de apariencia insignificante pero de gran importancia para las personas implicadas, y teniendo siempre presente que la decisión de legislar un derecho no supone la obligatoriedad de ejercerlo. Lo veremos. Pero incluso esas decisiones contraproducentes para el conjunto de los ciudadanos, caso de adoptarse, reflejarían de paso la debilidad de los socialistas a la hora no de legislar medidas sino de convencer a la mayoría de los ciudadanos de que se trata de opciones necesarias y oportunas. Eso basta para sugerir que también en una mayoría de votantes late el recelo ante cierta clase de medidas que se habrían tomado como un capricho de los socialistas.

Características personales al margen, el nuevo Gobierno no va a salir airoso si pretende hacer borrón y cuenta vieja de la etapa socialista, salvo que se resuelva por convertir este país en un atolladero plagado de rifirrafes. Si, más allá de la retórica en los días triunfales, Rajoy quiere gobernar para todos, como ha asegurado, no se trata de deshacer el mecano para volver a construirlo con resultados más o menos parecidos, se trata de cumplir con ello, aunque deba tomar medidas (como ha ocurrido con la última legislatura socialista) que parezcan favorecer a sus oponentes. Ese es su desafío.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_