_
_
_
_
_
Reportaje:

El archivo visitable de clase

Arts Santa Mònica dedica una amplia retrospectiva a la trayectoria de Claret Serrahima, uno de los diseñadores gráficos más emblemáticos de Barcelona

Sus obras ya son parte indisoluble del panorama barcelonés. Arte, cultura, moda, ocio, empresas e instituciones: no hay un campo en el cual Claret Serrahima, diseñador gráfico y mucho más, no haya conseguido algún éxito profesional. Todo sin perder el trato afable, del todo ajeno a la prepotencia que a menudo este éxito comporta. Lo demostró ayer en la presentación de la exposición retrospectiva Claret Serrahima de pies a cabeza, abierta hasta el 19 de febrero, en el Arts Santa Mònica (ASM), cuya imagen gráfica y tipografía original creó en 2008, cuando Vicenç Altaió fue nombrado director del centro. Entre Serrahima y Altaió, que le considera "no solo un diseñador, sino un redactor de manifiestos estéticos y un artista semiólogo", hay una complicidad antigua. Entre sus frutos se encuentran la gráfica del finado observatorio de culturas emergentes KRTU (Cultura, Recerca, Tecnologia Universals) y Cave Canis, una insólita publicación contenedor (las diversas colaboraciones: poemas, CD, objetos de arte, etcétera, se presentaban en una caja de cartón), que nació anunciando su muerte, ya que sólo podía tener nueve números, uno por cada letra de su nombre.

"Es un artista y un redactor de manifiestos estéticos"

La exposición tiene el mismo título que la organizada en el museo de Ceret en 2010, cuando le concedieron el Premio Nacional de Diseño, pero solo el 25% de los trabajos expuestos se vieron entonces. "Serrahima no es solo un diseñador, es un narrador de historias, así como cla-se [nombre oficial de su estudio] no es solo un estudio comercial, sino también un laboratorio. Así que la exposición intenta abarcar la totalidad del personaje y también mirar lo que hay detrás. No es una exposición didáctica, pero sí narrativa... una cla-se magistral", indicó el diseñador y teórico Óscar Guayabero, comisario del proyecto, que para el montaje en el difícil espacio del pasillo que rodea el claustro del ASM ha contado con la colaboración del arquitecto Josep Bohigas.

"Este no es ni un homenaje ni una despedida", aseguró Serrahima al empezar el recorrido, que, si bien no es cronológico, ofrece una idea clara del largo trayecto de Serrahima y su estudio, formado por unas 10 personas más los becarios. A lo largo de los años ha firmado la imagen gráfica de realidades tan diversas como el Año Miró, el bar Universal, la Fundación Alicia (acrónimo de alimentación y ciencia) de Ferran Adrià, la galería Toni Tàpies, el Partii dels Socialistes de Catalunya y los hoteles NH. También son suyos el escudo y la B de Barcelona y el nuevo logo de Catalunya Caixa. "Lo más difícil fue optar por la alternativa más lógica y sencilla", recuerda Serrahima, que cuando crea una identidad corporativa lo hace siempre en blanco y negro, "Si funciona con el blanco y negro, funcionará con los demás colores".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_