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ELECCIONES 2011 | Los partidos, el día después

El PSM busca culpable

Los socialistas reflexionan sobre la debacle electoral - Gómez mira a la crisis y a Ferraz mientras dos grupos minoritarios le cuestionan

Jesús Sérvulo González

"Depresión: síndrome caracterizado por una tristeza profunda". Es la definición que la Real Academia Española hace de un estado anímico que se extiende por el Partido Socialista de Madrid (PSM) tras el resultado electoral del pasado domingo.

Los socialistas cosecharon el peor resultado de su historia en Madrid, obtuvieron el 26,03% de los votos, medio millón de sufragios menos que en 2008. En menos de cuatro años, casi han divivido entre dos sus apoyos. Por eso, el desplome de los socialistas el domingo ha provocado un movimiento tectónico que amenaza con trastocar el equilibrio de fuerzas en el seno del partido. En el PSM se busca un culpable. Muchos apuntan hacia Ferraz, culpan a Zapatero y a Rubalcaba, pero también hay cabezas que se giran para mirar a Tomás Gómez, líder de los socialistas madrileños.

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Los acontecimientos se suceden con rapidez. El domingo Tomás Gómez compareció ante los medios para manifestar que "hay que poner un punto y aparte". Su declaración fue interpretada como un aviso a Rubalcaba para que no siga al frente del partido. Mientras Gómez trata de explicar el resultado del PSOE en Madrid por la virulencia de la crisis y la voracidad de los mercados, dos grupos minoritarios en el seno del PSM cuestionan al líder madrileño con diferentes intensidades. Más Izquierda Madrid exigió responsabilidades a Gómez. Otro grupo minoritario, que impulsa cargos intermedios del partido y excargos del Gobierno, propone una profunda reflexión para revitalizar el PSM. Y recuerdan que Gómez logró en las pasadas elecciones autonómicas, hace seis meses, 92.000 votos menos que Rubalcaba el 20-N.

Para insuflar confianza e inspirar normalidad tras el batacazo electoral, el secretario general del PSM compareció la noche del domingo. "El partido es muy fuerte y saldrá de esta, pero no podemos pretender ser solo los dirigentes los que tomemos las decisiones importantes... Esta situación excepcional debería llevarnos a un proceso de reflexión y actualización de los procedimientos que garantice la máxima participación de todos los militantes", manifestó Gómez, a pesar de que miembros de su equipo le recomendaron que permaneciese en un segundo plano para no herir susceptibilidades en un momento en que la organización tiene una sensibilidad epidérmica.

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Las palabras de Tomás Gómez se interpretaron como un guiño a los militantes en el convulso proceso interno en el que se va a sumir el PSOE: para que los afiliados puedan participar en la elección del próximo secretario general. Esta declaración provocó ayer la reacción del grupo Más Izquierda Madrid, corriente minoritaria en el partido, que le exige responsabilidades por el pésimo resultado de Madrid. Este grupo emitió ayer una nota en la que criticaba a Gómez. "Lo importante no son solo los procedimientos de elección de los líderes, sino también sus actitudes", señalaba.

Pero en el partido también se entendió la intervención de Gómez como un aviso a Alfredo Pérez Rubalcaba. Como un llamamiento para que el candidato socialista en las pasadas elecciones deje vía libre para una renovación del partido. "El resultado de esta noche en España es suficientemente contundente como para [...] poner un punto y aparte", señaló Gómez.

Un veterano dirigente socialista, miembro de la Ejecutiva Regional, recuerda que Rubalcaba fue uno de los principales enemigos de Gómez durante las primarias del año pasado. El exministro lo calificó como "el hombre que le dijo que no a Zapatero". Y en ese escenario se explica la campaña que Gómez diseñó en Madrid. "Se ha limitado a viajar a los pueblos para reforzar su poder orgánico. No es que no haya pedido el voto, pero pensaba en un congreso más que en unas elecciones", añade este veterano dirigente socialista.

A pesar de todo, Gómez ha negado en público, en repetidas ocasiones, que exista algún distanciamiento y ha dado por zanjado cualquier diferencia con el exministro, con el que ha compartido escenario durante la campaña. Estuvieron juntos en el acto de apertura en Alcalá de Henares y en la clausura en Fuenlabrada.

Gómez, por si acaso, ha convocado para hoy una reunión de la Ejecutiva Regional del PSM para analizar el resultado de las elecciones. Está previsto que encuentre voces que le pidan un análisis sosegado de la dramática situación del partido.

Lo cierto es que en el PSM están inquietos. A la expectativa. Está a punto de producirse un enfrentamiento orgánico a nivel federal y los principales dirigentes están pendientes de decidir por quién tomarán partido. Muchos observarán con interés el comité federal que se celebrará el próximo fin de semana en la calle de Ferraz, sede nacional del partido. "Ningún líder regional puede sacar pecho y Tomás, tampoco. Debe esperar", señala un diputado socialista de la Asamblea de Madrid.

Otros han decidido moverse ya. Un grupo de cuadros socialistas está celebrando reuniones para tratar de recuperar el partido de la atonía actual. Incluye a miembros de la Ejecutiva Regional, altos cargos del Gobierno, y otros cargos del partido. "Queremos trabajar por definir el modelo, en mejorar la participación, en fijar los límites de la responsabilidad en el partido, abrir las agrupaciones. Hay que reflexionar y reorganizar el partido", asegura un destacado dirigente del PSM, que anuncia que prepara un acto para la próxima semana.

Según explican, entre sus prioridades no está la de hacer frente a Tomás Gómez, "sino pensar más en el cómo que en el quién". Otro destacado miembro del PSM dibuja la situación: "El que tiene el control del partido es Gómez. Ha llegado su momento y tiene que comportarse como líder. Pero lo puede estropear y entonces le saldrá gente en contra".

Tomás Gómez (izquierda) y Alfredo Pérez Rubalcaba, juntos en el mitin de cierre de campaña.
Tomás Gómez (izquierda) y Alfredo Pérez Rubalcaba, juntos en el mitin de cierre de campaña.ULY MARTÍN

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Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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