La izquierda valenciana tras el 20-N
Las elecciones del domingo han confirmado que, como se preveía, la izquierda española agrupada en torno al PSOE h padecido un descalabro notable. Más allá de la mayoría absoluta del PP y lo que ello suponga en clave estatal para el PSOE se abre también ahora una fase importante para su marca local, un PSPV que lleva mucho tiempo más que difuminado.
Es momento de reequilibrio interno en el PSPV, pero los resultados confirman que habrá también de prestar atención al menos a otros dos actores: una Esquerra Unida revigorizada (pero que no ha logrado capitalizar el trasvase de votos perdidos por el PSOE como lo hacía en el pasado) y una coalición en proceso de maduración, Compromís, que aspira a seguir consolidando posiciones (pero que está todavía lejos de ser un proyecto asentado y coherente). Quizás, incluso, hasta UPyD haya rascado algún voto progresista. Aunque la izquierda valenciana sigue siendo un espacio donde el PSOE es hegemónico, por primera vez en mucho tiempo da la sensación de que la construcción de una alternativa ha de tener muy en cuenta los movimientos que se producen en otros espacios. El PSPV deberá abandonar por tanto el autismo. Por su parte, Compromís y EU tienen que ser capaces de diferenciarse del PSPV si quieren crecer y evitar el riesgo de ser fagocitados. Pero todos deberían ser conscientes de que les conviene, en el fondo, una suerte de competición creativa donde cada cual se vaya especializando. Porque parece claro que la construcción de una alternativa de izquierdas en Valencia para los próximos años o cuenta con estos tres polos o no será, sencillamente, posible.
Y sería una pena que no se pusieran las pilas, pues perderíamos una gran oportunidad. Los tiempos del paseo en barca para el Partido Popular se han acabado. El PP, con su hegemonía inaudita en España, en prácticamente todas las comunidades autónomas y en la Generalitat Valenciana (desde 1995), así como en casi todos los Ayuntamientos y resortes de poder valencianos, se ha quedado sin excusas. Sus políticas, y sus resultados, son los que son. Su modelo, en el fondo, todos lo conocemos y sabemos qué va a dar en el futuro. Los ciudadanos lo han votado masivamente porque, con todos sus defectos, que se han hecho muy evidentes en los últimos tiempos, les sigue convenciendo. O, al menos, les parece algo mejor que lo que el conjunto de la izquierda valenciana les viene ofreciendo.
A la izquierda valenciana le corresponde a partir de hoy construir una alternativa sólida, creíble y diferenciada. Especialmente importante será lo que haga un PSPV que ha logrado quedar contaminado, gracias acciones y omisiones varias, hasta el punto de que en muchos puntos no es fácil saber si comparte los elementos estructurales del proyecto popular o, por el contrario, defiende algo medianamente diferente. Los socialistas han de reinventarse. Pero esta vez hay motivos para pensar que cuentan con un potente incentivo para no dormirse en los laureles: como no espabilen corren el riesgo de empezar a ver cómo tanto Compromís como EU les comen cada vez más espacio. Sería quizás una pena, porque la izquierda valenciana, con un PSPV enchufado, tiene mucho más que ofrecer que sin los socialistas. Pero esta vez, al menos, podemos confiar en que si de nuevo desertan... al menos ahora hay alternativas.
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