"No es momento de transferencias, sino de otra relación con el Estado"
Exjuntero vizcaíno por Herri Batasuna y antiguo parlamentario vasco en representación de Euskal Herritarrok, Iñaki Antigüedad (Bilbao, 1955) regresa al primer plano de la política, tras años de íntegra dedicación a la enseñanza, como cabeza de lista al Congreso por Amaiur.
Pregunta. ¿Ha decidido abandonar la universidad?
Respuesta. En ningún caso. Siempre he dejado claro que no tenía inconveniente en asumir una mayor responsabilidad política si resultaba compatible con mi trabajo en la universidad, que es al que me debo. Al fin y al cabo, no entra en nuestra visión una presencia constante en el Congreso. Como los yogures, tiene fecha de caducidad. Nuestro objetivo es traer a Euskadi los mecanismos que nos permitan decidir aquí.
"Amaiur acepta la mayoría social vasca, pero ¿lo van a hacer PSOE y PP?"
P. ¿Por qué ha decidido encabezar entonces la candidatura?
R. Siempre he tenido la necesidad de sentirme protagonista activo en el día a día de las cosas que me llenan. Llegan las elecciones, hay quien confía en mí y yo, en mi fuero interno, no puedo negarme a un determinado nivel de compromiso en un momento que es muy importante.
P. ¿Qué puede aportar Amaiur a Euskadi con su presencia en el Congreso?
R. Tenemos claro que no es momento de una transferencia más o menos. El PNV lleva más de tres décadas en Madrid y ni siquiera ha logrado el cumplimiento íntegro del Estatuto. Nosotros no vamos a esperar tanto, porque además, podemos conseguir muy poco en ese sentido. Es momento de plantear una relación diferente con el Estado. El objetivo en Madrid no es otro que recurrir a la pedagogía para, conjuntamente con el soberanismo catalán y gallego, reconvertir los noes del Congreso a nuestras propuestas en presión hacia el Gobierno, con Europa como testigo. Se trata de poner contra la pared al Estado, ideológicamente hablando.
P. Da por hecho que Europa va a estar de su lado.
R. Europa tiende hacia la desaparición de los grandes Estados y hacia los pequeños ámbitos de decisión. Nuestro único garante para la reivindicación de cualquier marco político, además, es la mayoría social vasca. Entendemos que esta es soberanista, pero estamos dispuestos a aceptar que no sea así. La cuestión es, si alcanzamos un amplio respaldo popular manifestado en las urnas, ¿cuál va a ser la respuesta de PSOE y PP? ¿Recurrir a las fuerzas armadas? Luego nos acusan a nosotros de ser totalitarios.
P. ¿Es imprescindible para la coalición tener grupo propio?
R. No me imagino compartiendo grupo con Rosa Díez, pero habrá que ver. Es pronto para esa reflexión. Tenemos hasta el día 20 para dar a conocer nuestra hoja de ruta. Y como dice Arnaldo (Otegi), vence quien convence.
P. ¿Puede ganar Amaiur las generales en Euskadi?
R. Si los demás nos dejan... Amaiur lo que pide es el voto para el día 20, pero no para olvidarse luego durante los cuatro años siguientes. A partir del 21 pedirá movilización, implicación y activismo político a quienes nos hayan apoyado. Para nosotros, la foto del 20-N será una imagen fija dentro de una secuencia, que es lo que nos interesa. No queremos que nuestro proyecto se convierta en una burbuja electoral.
P. ¿Con cuántos escaños se conforman?
R. Seis mejor que cinco, y cinco mejor que cuatro. Pero a mí me interesan más los votos. Cada uno es fruto de tu trabajo, mientras que los escaños dependen también de los resultados de otros. Prefiero tener más sufragios y menos asientos, a lo contrario. Además, cada persona que te apoya en las urnas es un agente activo de tus propuestas en su respectivo ámbito de influencia.
P. ¿Y si los buenos resultados no se consolidan en el tiempo?
R. Tenemos que trabajar para que eso no se produzca. Cualquier proyecto político requiere estar activo de forma constante si pretende ilusionar a la ciudadanía, que es lo que nosotros queremos. Lo que está claro es que nuestra apuesta es constante y no sufre altibajos en los resultados según el tipo de comicios, como sí les ocurre a otros partidos. La diferencia ahora es que entramos en un nuevo escenario donde hay que dar cada vez más sentido a las palabras, en el que hay que reciclar toda la narrativa política superficial y falsa para vestir las palabras. Es tiempo del debate ideológico, más allá del electoral.
P. ¿Qué conlleva?
R. Un debate que va a ser incómodo para las formaciones más clásicas, pero también para la izquierda soberanista, que le va a exigir una profundización importante de su ideología. No es lo mismo ser de izquierdas desde la oposición que cuando gestionas. Pero también es momento de que el PNV entienda que no solo existe una forma de hacer las cosas: la suya. Una buena salida de la crisis pasa por la activación y la ilusión de la masa social. Por pasar de las grandes palabras a los pequeños hechos. A Madrid vamos, eso sí, con las grandes palabras.
P. ¿Puede afectar de forma negativa a ese escenario una mayoría absoluta del PP?
R. No es que nos dé igual quién gane, pero es algo en lo que no podemos influir. El bipartidismo, en cualquier caso, supone una cortapisa a cualquier avance. Nosotros pretendemos un escenario vasco más bonito, con acuerdos a varias bandas. En algunas cosas con el PNV y en otras con el PSE. Incluso en algunas con el PP. Sería síntoma de una cierta normalización.
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