Videntes y piratas en televisión
La Fiscalía de Málaga ha empezado a investigar a las cadenas de televisión que emiten programas donde una legión de videntes se aplica en adivinar lo que puede sucederles a cuantos llaman para conocer su futuro. No es que haya habido quejas porque no hayan acertado; ni tampoco es un delito haber errado a la hora de vaticinar lo que va a suceder. Lo que la fiscalía quiere saber, para iniciar cuanto antes las oportunas diligencias, es algo mucho más prosaico. En primer lugar, si estos programas se emiten a las horas inadecuadas: la Ley General de Comunicación Audiovisual prohíbe la emisión de contenidos esotéricos y de paraciencias entre las siete de la mañana y las diez de la noche. Saltarse esta normativa significa cometer una infracción grave. Es decir, multas entre 100.001 y 500.000 euros.
En segundo lugar, podría ser que los programas de videntes estén cometiendo una estafa. Llamar para averiguar el futuro tiene un coste bastante superior al de una llamada nacional: faltaría más cuando se trata de cuestiones delicadas sobre las que se pronuncia un grupo de elegidos de una sabiduría poco habitual. Es posible que no adviertan debidamente del coste de esas llamadas. Incluso se sospecha que algunas emisiones mantienen a los telespectadores en espera durante un tiempo. Para ir haciendo caja.
Son muchos los que, en estos tiempos aciagos y llenos de incertidumbres, temen por lo que les pueda pasar. En el trabajo, en el amor, en la salud. Temen por ellos y por los suyos. Y calman sus ansiedades llamando a aquellos que tienen el raro don de ver el futuro. O, más bien, que conocen los secretos de una buena puesta en escena para dar credibilidad a su charlatanería.
El Consejo Audiovisual de Andalucía ha analizado la programación de 67 televisiones legales y de 64 piratas, que emiten en frecuencias de TDT libres. El 53% de estas últimas se sostienen en las predicciones de los videntes. El problema es localizarlas. Si actúa la Fiscalía de Málaga es porque se sospecha que es ahí donde se concentran la mayoría de estas emisiones. Por lo que se ve, estos singulares adivinos no solo ven el porvenir. Saben, en el presente, hacerse invisibles.
