Osakidetza tendrá en todos sus centros médicos especializados en maltrato
La historia clínica ya ofrece la posibilidad de recoger datos de violencia sexista
Euskadi tendrá para 2013 al menos un profesional sanitario formado específicamente para tratar a las víctimas de la violencia machista y asesorar a los médicos y enfermeras que descubran entre sus pacientes a una mujer que podría encontrarse en esta situación. La medida es el paso intermedio que ha promovido el Servicio Vasco de Salud a través del programa Zaindu (Cuidar) para intentar mejorar la detección precoz de casos de maltrato en las consultas mientras que se forma a todos los profesionales.
Por el momento, entre 2010 y 2011 ya se han formado 200 profesionales de referencia. Estos saben cómo realizar de forma adecuada una entrevista clínica a una maltratada, han analizado casos reales y se les ha puesto en contacto con expertos de los servicios sociales y del ámbito judicial para que se familiaricen con los cauces por los que pasa una víctima de violencia sexista cuando decide pedir ayuda o denunciar su situación.
El 30% de mujeres con depresión y ansiedad están sufriendo maltrato
Los pediatras descubren síntomas en los hijos de las víctimas
Las actuaciones van al hilo de las carencias comprobadas en un diagnóstico realizado por Emakunde para evaluar la atención sanitaria hacia las mujeres maltratadas. Las conclusiones, planteadas en el Parlamento por su directora, María Silvestre, en diciembre de 2009, son claras: la atención sanitaria es únicamente "reactiva" y el sistema de salud necesita formar a sus profesionales.
Emakunde demandó, además, que la historia clínica recoja los casos o las sospechas de maltrato, algo que ya ha puesto en marcha Osakidetza. Las historias clínicas cuentan ahora con una pestaña en la que se pueden indicar sospechas o la certidumbre de que la paciente es víctima de malos tratos, pero también ofrece la posibilidad de que los facultativos incluyan detalles relevantes sobre el contexto que la rodea, observaciones sobre su pareja, la situación de los hijos, etcétera.
Este avance resulta significativo porque, con la extensión de la historia clínica unificada, que permitirá visualizar un historial desde cualquier centro sanitario, será más sencillo recopilar información y descubrir posibles casos de malos tratos. Todo porque las víctimas de violencia conyugal -no solo la física, sino también la psicológica- son "hiperfrecuentadoras del sistema sanitario, pero algunas lo utilizan de forma periférica, es decir, que no acuden siempre al médico de cabecera, sino que varían, acuden a los PAC o a urgencias", explica Leonor Aurrekoetxea, médico del centro de salud de Santutxu, en Bilbao.
La mayoría de estas mujeres no expresan espontáneamente la situación que viven y "algunas no reconocen el problema, pero cuando los servicios sanitarios sospechan, desaparecen del circuito sanitario". Ello dificulta seguir el rastro de las mujeres, cuando "lo importante es mantener el contacto con esta mujer, no perderla", abunda Txus Ziarrusta, responsable del grupo de trabajo interdisciplinar que trabaja desde 2009 en este campo.
El seguimiento y la detección no tienen como objetivo prioritario que la maltratada denuncie a su pareja o impulsar separaciones, coinciden ambas profesionales. Lo primero es que la mujer sea consciente de su situación, que se sienta segura y que disponga de una fuente de información sobre los recursos que tiene a su disposición para salir del ciclo de la violencia. Osakidetza ha repartido carteles para que todas las consultas puedan tener visible el mensaje: "Violencia contra las mujeres, hablamos".
"Desgraciadamente hay muchas mujeres que retiran la denuncia después de ponerla, pero los médicos y las enfermeras seguimos con ellas", recuerda Ziarrusta. El objetivo principal son los centros de salud, la vía de entrada de muchas de las víctimas al sistema sanitario. Pero también se están formando profesionales del área de la salud mental. "El 30% de las mujeres que sufren depresión y ansiedad están sufriendo violencia psicológica o física", señala la responsable del programa.
Los pediatras también entran en el programa porque los hijos de las víctimas, a los que el anteproyecto de Ley de Atención Integral a las Víctimas de la Violencia de Género reconoce también la condición de afectados, presentan a veces síntomas de problemas que entre el pediatra y el médico de cabecera de la mujer pueden desenmascarar.
A la complejidad del problema y de la realidad de cada víctima se suman también "reticencias" del personal sanitario. Y es que la violencia de género a ojos de muchos profesionales sanitarios ha sido hasta ahora un problema que se debe abordar desde el punto de vista social, en vez del sanitario, a pesar de que según la OMS supone un problema de salud pública.
Ante la necesidad de formación Osakidetza lanzará en unos meses la versión a distancia de los cursos más especializados y ya se han realizado 72 talleres de sensibilización, cursos básicos de dos horas que han formado a 2.400 sanitarios.
Una patología oscura
Mujeres que acuden al médico por razones muy diferentes y aparentemente inconexas, que faltan mucho al trabajo, que se muestran inquietas en las consultas, que visten ropa inapropiada para las condiciones meteorológicas, en un intento de ocultar lesiones, con marcas defensivas en los antebrazos, insomnio o incluso rotura de tímpano. Son algunas de las señales de alarma que los cursos de Zaindu tratan de mostrar a los profesionales sanitarios como síntomas de que una mujer está siendo maltratada.
Leonor Aurrekoetxea, médico de Atención Primaria en Bilbao, explica: "Hay una bolsa de patologías que estamos etiquetando de otra manera". El primer paso es "abrir los ojos" a los profesionales para que aprendan a constatar estas situaciones, en las que la actitud de la pareja también da pistas: un hombre excesivamente solícito, que exige entrar en la consulta, que se adelanta a las respuestas de ella para ofrecer él las explicaciones responde a las características que los formadores del programa Zaindu destacan como algunas de las señales de alarma.
Aurrekoetxea reconoce que "hay cierta resistencia a abordar el problema porque es una patología oscura" y recalca que "existen casos en los que a veces se teme no saber qué hacer con ellas, qué consejos, que servicios darles".
Una vez que se recogen varias de estas características, el médico cita para otra consulta a la paciente, a la que entrevista a solas para tratar de confirmar las sospechas y ofrecerle apoyo e información.
"En realidad hay muchos casos", subraya esta profesional. En lo que va de año, en los centros de salud se han registrado 270 casos, una decena más que en todo el año 2010. En 2009, en este nivel de atención sanitaria se identificaron un total de 227 casos.
Las cifras
- En 2010, el Servicio Vasco de Salud registró en sus centros de Atención Primaria, 260 casos de mujeres víctimas de violencia machista. Los hospitales descubrieron 640 casos de esta lacra, de forma mayoritaria a través de sus servicios de urgencias.
- Este año, y hasta el pasado viernes, Osakidetza contabilizaba solo en Atención Primaria 270 casos, 10 más que en todo 2010.
- Un estudio nacional concluye que las maltratadas acuden al médico seis veces al año antes de sufrir episodios de violencia machista, pero tras sufrirlos lo hacen hasta 10 veces.
- Unas 2.400 personas han participado entre 2010 y 2011 en los talleres para sensibilizar a los profesionales sanitarios. 200 médicos y enfermeras han recibido formación especializada.
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