También Dios comete errores
Por qué viajar a Marte con la cantidad de problemas que tenemos en la Tierra? Quizá la mejor respuesta es la ofrecida por Martin Rees, astrónomo real de Reino Unido, que calcula que la probabilidad de que colonicemos otro planeta antes de que acabemos de cargarnos este del todo no supera un magro 50%. Como Marte es el planeta más cercano, la supervivencia de la especie humana depende críticamente de su capacidad para hacer ese viaje. Las cosas más horribles que hemos podido imaginar -arsenales nucleares, armas biológicas, catástrofes climáticas- son capaces de destruir un mundo, pero no dos (de momento). La esperanza es que los primeros colonos en Marte se mantengan a salvo de la estupidez terrícola al menos hasta que aprendan a viajar a un tercer planeta. La aventura espacial no es más que otra huida hacia delante, como todas las de la historia.
En este contexto, lo ocurrido en estos últimos días dibuja un panorama revuelto. Por un lado, siete personas logran no matarse tras permanecer encerradas 520 días, que es lo que duraría el viaje al planeta rojo. Por otro, la nave rusa Fobos-Grunt, lanzada hacia Marte, se pierde y enfila en vez de eso hacia la Tierra, donde caerá en diciembre con 11 toneladas de hidrazina y tetróxido de nitrógeno, ambos francamente tóxicos.
Marte no solo es el planeta más próximo a la Tierra por su distancia, sino también por su tamaño, su ciclo de estaciones y sus condiciones geológicas. Sus inmodestas oscilaciones periódicas por el cielo del ocaso y su luz rojiza le han procurado, sin embargo, una pésima fama. Los astrónomos babilonios lo llamaron Nergal, como su dios de la muerte y la pestilencia; y sus dos lunas, descubiertas en el siglo XIX, llevan los nombres griegos del miedo, Fobos y Deimos.
Fobos, el fallido destino de la nave rusa, está a un paso de hacer honor a su nombre. Mal parecido, poco redondo y con una superficie francamente irregular, comparte tres notables propiedades con nuestra Luna: una cara oscura, un eje mayor que apunta siempre hacia su planeta madre y una fea capa de regolito que afea su superficie. Los astrónomos creen que es un antiguo asteroide capturado por Marte, y que acabará estrellándose contra él en el futuro lejano. También Dios comete errores.
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