_
_
_
_
LA PARADOJA Y EL ESTILO | PROTAGONISTAS
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Amistades peligrosas

Boris Izaguirre

Kiko va a ser papá. Al fin, una noticia feliz. Pero de inmediato la posible inculpación del duque de Palma en un caso de desvío y apropiación de fondos públicos le arrebató foco. Y encima, Berlusconi tontea con su dimisión e Italia arde y todos pensamos en lo curioso de que sean Grecia e Italia, las que fundaron nuestra civilización, las primeras naciones en acercarnos hacia el caos.

Sí, todo se pone ahora un poco más difícil. Por eso conviene, en cambio, relativizar y optimizar. En vez de llevarnos las manos a la cabeza por lo del duque de Palma, ¿por qué no pensamos en que al fin nuestra familia real se parece a las otras familias reales y tiene a un miembro destacado envuelto en un follón? ¿Qué irán a decirle los españoles y las españolas al duque de Palma si acude al juzgado? ¿"Guapo", como le gritaban al flamante nuevo duque de Alba? ¿O palabras con sabor a embutido como le decían a la señora Campanario en su juicio por estafar a la Seguridad Social? En más de un desayuno ya se hacen chistes con el nombre de la sociedad sin ánimo de lucro del duque de Palma: Instituto Noos, como el Nooo largo y súper pronunciado que habrá exclamado su esposa al confirmarse la noticia, casi un remedo del célebre cuadro de Edward Munch El grito.

¿Qué irán a decirle los españoles y españolas al duque de palma si acude al juzgado? ¿"guapo", como le gritaban al flamante nuevo Duque de Alba?

No está fácil este partido para el equipo del Instituto Noos, del cual el duque es el capitán que consiguió tanto de la Generalitat de Camps como del Govern de Matas, ambos procesados por casos de corrupción y pendientes de juicio, ágiles contratos a dedo. Contratos que ahora, tras la investigación, no han sabido justificar deportivamente, ni el duque ni su socio, Diego Torres. Detengámonos brevemente en Diego Torres, esa figura de mayor edad que el duque y socio con tratamiento de "mano derecha". El tipo de persona que se aproxima al poder sin percatarse de que cuando las cosas se pongan feas, como ahora, será el primero en recibir tarjeta roja, como ahora. Quizá deberían observar el clásico de los ochenta de Stephen Frears Las amistades peligrosas, que adaptaba la novela de Choderlos de Laclos donde condes y condesas jugaban a usar su poder y a exprimir vidas ajenas. Las amistades peligrosas abundan en territorios de poder y aristocracia, en ese juego que se desarrolla estableciendo complicadas relaciones de abuso y confianza. Puede que Torres no sea muy distinto a Correa, el cerebro del caso Gürtel, el único inculpado hasta ahora por las desdichas de su otrora exitosa trama. Ni tampoco es muy diferente del astuto señor Neri con el desvío de fondos de la Sociedad de Autores a través de un entramado de empresas vinculadas a lo digital. O al mismísimo Umberto Bossi, que, aparte de amigo y aliado de Berlusconi, ha sido el primero en movilizarse contra él. Todos comparten ese gusto por aproximarse al poder y al dinero, confiando. Como bien lo explicaba Frears en su versión cinematográfica, los poderosos acostumbran a escoger lacayos que pagan toda culpabilidad y que tardan en asumir que esas amistades son de verdad peligrosas.

Creíamos que el duque de Palma era un hombre acostumbrado a vivir entre los límites de una mensualidad, primero como balonmanista y luego como consorte real. No fue hasta que apareció esa inquietante mansión de millonarios en el mejor barrio de Barcelona cuando empezaron a surgir preguntas incómodas. ¿Por qué esa ostentación, y además en Barcelona, donde nadie enseña lo que tiene? A lo mejor, este duque quería vivir como solo se lo hemos visto hacer al Duque de Telecinco, interpretado por Miguel Ángel Silvestre. Debemos entenderlo, puede ser aburrido vivir dentro de los parámetros del patrimonio nacional. Además, se establecieron esas odiosas comparativas con los duques de Lugo, a quienes les cambiaban la g de su ducado por la j de lujo. Ahora se descubre que el mejor plan era el de los Palma, que nunca pudieron reivindicarlo y dejaron nuestro reino para irse a vivir a la república americana.

La pregunta del momento no es si los duques de Palma asumirán nacionalidad norteamericana, al contrario que Ricky Martin, que se ha hecho español al ritmo de la vida loca, sino cuánto tardará en acudir a la invitación de La noria cualquier amistad peligrosa. Como algún mayordomo o administrativo suplente decidido a compartir algo curioso: que a lo mejor eran clientes de Vodafone mientras Telefónica mimaba a la pareja ducal tanto en la Ciudad Condal como en la capital federal.

No dejemos que las malas noticias oscurezcan todo el bosque. Kiko, que siempre fue Paquirrín, será papá por primera vez. Todos celebraremos que la nueva criatura tenga la belleza interior del padre y la exterior de la madre. A diferencia de los duques de Palma, que se conocieron en una fiesta olímpica, Kiko y Jessica Bueno se conocieron en Supervivientes y todo ha ido hacia arriba, como la audiencia del programa. Kiko ha tenido varias novias hasta conseguir la paternidad con JB, las simpáticas iniciales de su novia, también con título: Miss Sevilla 2009. Pantoja, que sabe lo que es una noche en la cárcel, está encantada; y los tres anuncian campanas de boda, con novia embarazada. Otro gesto de cambio: lo que antes se susurraba, ahora se expone, con o sin investigación judicial.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_