La policía precisa que la información que ETA tenía sobre De Miguel era de "escasa relevancia"
Después de que el ex número dos del PNV alavés y cerebro de la supuesta trama corrupta que lleva su apellido, Alfredo de Miguel, alegara ante el juez que apareció en listas de ETA para justificar operaciones en una cuenta bancaria, el Cuerpo Nacional de Policía ha explicado que la información que la banda terrorista guardaba sobre el también exdiputado foral era "de escasa relevancia", según fuentes conocedoras del contenido de la investigación.
En su respuesta al Juzgado de Instrucción número 4 de Vitoria, la policía desmiente que, tal y como afirmó De Miguel, apareciese en papeles de Mikel Antza, ex máximo dirigente de la banda detenido en 2004. Sí consta en documentación incautada a una etarra que también fue detenida en Francia. El nombre de De Miguel y la matrícula de un coche suyo, que fue traspasado a una de sus hermanas en 2003, aparecían en un gran listado de vehículos y propietarios. Este incluia tanto a objetivos potenciales como a personas sin vínculo con colectivos amenazados.
La policía considera que la información era de escasa relevancia porque no incluía los datos que ETA solía acumular sobre sus víctimas -horarios, días en los que suele utilizar el vehículo, su domicilio habitual o los recorridos que solía hacer-.
La policía cree que probablemente no se informó directamente a De Miguel, contradiciendo una vez más lo afirmado por él en sede judicial, aunque recalca que sí debería haber sido informado a través de los responsables de seguridad de su partido. El exdirigente peneuvista afirmó entonces que fue alertado por el Cuerpo Nacional de Policía y que "elementos de la Ertzaintza" le dieron "recomendaciones generales" para que no tuviese demasiado dinero en cuentas bancarias.
De Miguel justifica así que una operación en la que otra imputada retiró 30.000 euros de la cuenta de Kataia Consulting -principal "empresa pantalla", según la instrucción, creada supuestamente para encubrir y blanquear comisiones ilegales- y se los entregó en mano. Después, aseguró, él iba devolviendo el dinero poco a poco para no tener demasiado efectivo en la cuenta, que tenía un saldo superior a los 100.000 euros y ni siquiera estaba a su nombre.
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