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ELECCIONES 2011
Columna
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Debates, televisiones y localismos

Qué cosas. Ahora resulta que, a juicio de algunos observadores, la noticia catalana del debate Rajoy-Rubalcaba no es que Cataluña estuviera por completo ausente de él, que ninguno de los dos candidatos aludiese ni siquiera de refilón a las consecuencias de la sentencia del Constitucional sobre el Estatuto, ni a las posteriores resoluciones judiciales acerca de lenguas vehiculares en la escuela, ni al corredor mediterráneo... No, la noticia es que TV-3 podía ofrecer el cara a cara -al módico precio de 500.000 euros por la conexión, todo hay que decirlo- y no lo hizo.

Si la decisión de Televisió de Catalunya hubiese hurtado a los telespectadores catalanes la posibilidad de ver el apasionante duelo entre el cántabro y el pontevedrés, el reproche sería justo. Pero, naturalmente, no es el caso, pues lo ofrecían La 1 de TVE, Antena 3, Cuatro, La Sexta, etcétera. ¿Entonces, cuál es el problema? ¿Acaso el debate entre el candidato del PP y el del PSOE tenía que ser de visión obligatoria para todo aquel que tuviese encendido el televisor a esa hora, como el mensaje de Navidad del Rey? ¿O es que todavía quedan nostálgicos de los tiempos del "parte" radiofónico, cuando "todas las emisoras nacionales" debían "conectar con Radio Nacional de España, con líneas a su cargo"?

La decisión de TV-3 de no emitir el debate no es una muestra de estrechez localista ni de sumisión al poder, sino de pluralidad

Por otra parte, y aunque los conspiracionistas tuertos (los que sólo ven conspiraciones y maniobras en una mitad del planisferio político, quiero decir) atribuyan la ausencia del debate en la parrilla de TV-3 a que no salía Duran Lleida, lo cierto es que la audiencia respondió perfectamente a aquello que era una decisión comercial y periodística bien legítima: TV-3 fue la cadena más vista en Cataluña la noche del pasado lunes, con una estimable cuota de pantalla del 16,1 % y un promedio de 774.000 espectadores para los programas emitidos mientras Rubalcaba y Rajoy practicaban su cansina esgrima verbal. Pues qué, esos tres cuartos de millón largos de ciudadanos que no deseaban ver el cara a cara, ¿tenían que haberse ido a la cama a las diez de la noche, por falta de alternativas?

No, la decisión del equipo que dirige Mònica Terribas de no emitir el debate no es una muestra de estrechez localista ni de sumisión al poder, sino de pluralidad, aunque también de respeto a la perspectiva nacional que las leyes vigentes encomiendan a los medios de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales. Lo provinciano era perder el trasero por el cara a cara que el duopolio PP-PSOE había pactado -a su conveniencia- con la pomposamente llamada Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión, como hizo por ejemplo Telemadrid. Eso era lo provinciano, y lo provincianizador son los planes que el Partido Popular anuncia con respecto a las televisiones autonómicas.

En efecto, a las pocas horas de concluido el titánico choque entre el químico y el registrador de la propiedad, el vicesecretario general de Comunicación del Partido Popular, Esteban González Pons, anunciaba de manera imprecisa la voluntad de su partido, si alcanza el Gobierno central, de modificar la legislación sobre terceros canales de televisión y promover la concentración de las 13 emisoras públicas de este tipo hoy existentes en un canal único que emitiría para toda la geografía española (adivinen en qué idioma) con desconexiones territoriales. O sea, el retorno al modelo de la Segunda Cadena de TVE en los últimos años de su monopolio; para los lectores más veteranos: el regreso a los gloriosos tiempos de Miramar...

No hace falta poner la venda antes de la herida, pero es evidente que, bajo la presión interesada de los medios privados, con la coartada de la crisis económica y la ayuda del sectarismo político, está en marcha otra ofensiva en toda regla contra los medios audiovisuales públicos catalanes. Una batalla que tiene sólo dos desenlaces posibles: o una radio y una televisión provinciales, todo lo más regionales (al modo de Telemadrid o Aragón TV), o una radiotelevisión nacional de Cataluña.

Joan B. Culla i Clarà es historiador.

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