El ente de servicios de agua calcula que el saqueo de Emarsa superó los 30 millones
El saqueo de Emarsa, la sociedad de depuración del agua de Valencia que fue exprimida hasta llevarla a la quiebra, empieza a cuantificarse. La rapiña de fondos públicos superó los 30 millones de euros, según la estimación que ofreció ayer la Emshi (Entidad Metropolitana de Servicios Hidráulicos).
La Emshi, controlada por el Ayuntamiento de Valencia y, más en general, por el PP, fue la propietaria de Emarsa hasta que fue liquidada hace un año. Ayer la Emshi pidió al juez que exigiera a los cuatro principales imputados "fianza bastante para cubrir la totalidad de las cantidades que aparecen como defraudadas". En una contradicción más de las que este caso proporciona regularmente, la entidad dominada por el Ayuntamiento de Valencia solicitó 30 millones de euros de fianza para el exgerente de Emarsa, Esteban Cuesta, que fue alcalde pedáneo de Benimàmet por designación de la alcaldesa Rita Barberá y al que hoy, pese a reclamarle semejante cantidad de forma preventiva, el PP de la ciudad de Valencia mantiene como dirigente local.
La Emshi solicitó otros 30 millones de fianza a Enrique Arnal, exdirector financiero de Emarsa y exedil de UV, y fianzas por importa de 8 y 5 millones para los empresarios Sebastián García y José Luis Sena. En total 73 millones. La fiscalía había solicitado que se les retirasen los pasaportes y tuvieran que comparecer semanalmente. Ahora el juez deberá decidir.La jornada arrojó, por otra parte, una nueva oleada de prácticas corruptas cometidas aparentemente por los responsables de la planta de depuración. Entre enero de 2005 y mayo de 2010, los directivos cargaron a Emarsa tiques de restaurantes por valor de 297.000 euros. Un importe que no incluye las comidas en periodos de ferias ni las salidas fuera de Valencia y que creció de forma exponencial: en 2005 fueron 28.000 euros; en 2009, ya en plena crisis, 92.443 euros.
El exgerente de la sociedad declaró ante el juez que Enrique Crespo, alcalde de Manises, vicepresidente de la Diputación de Valencia y expresidente de Emarsa, también imputado en la causa, tenía por costumbre cargar cada mes 1.000 euros en restaurantes. La mecánica, explicó Cuesta, era simple. La secretaria que Crespo tenía en Emarsa iba a Manises, recogía los tiques por valor de 800 o 1.000 euros, volvía a la sociedad pública, pedía su equivalente en dinero y se lo llevaba al alcalde. Cuesta afirmó que él no comía muy a menudo con cargo a Emarsa (su horario era solo de mañana). Crespo, en cambio, añadió el exgerente, le citaba "muchas veces" en Civera, una conocida marisquería del centro de Valencia. De ese restaurante se llegaron a presentar dos facturas del mismo día: una de 288 euros y otra de 301.
Agua y Progreso
El juez inquirió a Cuesta cómo era posible que Emarsa diese dinero a la Asociación de Vecinos de Pinedo y a la Federación de Vecinos de Valencia. El exgerente dijo que lo hizo por orden del alcalde de Manises. El juez insistió: por qué pagó Emarsa, una sociedad pública cuya finalidad era estrictamente depurar las aguas residuales de Valencia, miles de euros a una misteriosa "Asociación Cultural"; a la falla de Nou Campanar; a la Fundación Agua y Progreso (una entidad promovida por la Generalitat para defender el trasvase del Ebro); a la banda de música de Benimàmet; a sufragar las fiestas populares de Benimàmet (de la que Cuesta era alcalde pedáneo); a algo (o alguien) identificado sencillamente con la letra "A"...
El juez instructor, Vicente Ríos, intentó también averiguar, obteniendo solo respuestas vagas, por qué pagó Emarsa productos del establecimiento gastronómico de Valencia Añadas de España; joyas singulares en Armando Martínez; flores exóticas; 1.000 euros (cada año) en décimos de lotería, y alojamiento en el hotel Hilton de Valencia.
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