_
_
_
_
PATÉ DE CAMPAÑA | ELECCIONES 2011
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¡Vaya suerte la de algunos!

Joan Coscubiela, primer candidato de ICV por Barcelona, hizo ayer un acto en un local de Barcelona. Un sitio íntimo: 60 sillas, más o menos llenas. Se trata de un local, explicaron algunos de los que tomaron la palabra, que da suerte a la formación. El de ayer fue el tercer acto celebrado allí. Antes los hubo con motivo de las elecciones autonómicas y de las municipales. ¡Y vaya suerte! Ambas veces ICV ganó representación, aunque perdió el Gobierno. Pero ¿vas a comparar el número de escaños logrados con su utilidad? Lo importante es poder decir en la noche electoral que se ha ganado. Como hace todo el mundo, para sorpresa de buena parte del personal, que no acaba de entender que ganen todos.

Ir a una charla de ICV tiene su gracia. Allí, al menos, todos hablan con soltura, respetan las concordancias de sujeto y predicado, y las más de las veces no necesitan leer, quizás porque creen en lo que dicen y saben de qué hablan. Ayer intervino Coscubiela, pero lo hicieron también Mercè Civit y Ricard Gomà. A Laia Ortiz, que tiene la prosodia más flojita, la dejaron descansar. La primera dejó algo muy claro: populares y socialistas no son lo mismo, pero no hay que caer en la tentación del voto útil.

Coscubiela inisiste en la contraposición entre lo viejo (la vieja política, la vieja economía, las viejas recetas) y lo nuevo, sin que esto signifique hablar del "hombre nuevo" de los tiempos soviéticos.

Uno de los méritos de ICV, sostiene Coscubiela, es haber puesto sobre el tapete la discusión sobre si gobierna la política o lo hacen los mercados. No es mala cosa que la izquierda redescubra lo que el marxismo llamaba la "determinación de la economía en última instancia", que es precisamente eso: que gobierna el dinero en la sociedad que Josep Fontana llama en su estupendo último libro (Por el bien del imperio, Editorial Pasado y Presente) del "capitalismo realmente existente". Los oradores se identificaron con el 15-M. Que no se entere Joan Herrera, a quien los indignados cosieron a pitidos, quizás por confundir la victoria del partido (subjetiva) con la pérdida (objetiva) del poder.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_