Duran busca ahora el apoyo de los catalanes de origen andaluz
El candidato vuelve a criticar los subsidios pero niega querer ofender a nadie
En su afán por tensionar al electorado nacionalista, Josep Antoni Duran Lleida, el candidato de Convergència i Unió (CiU), se pasó de frenada durante la precampaña y ayer hizo un amago de rectificación para resarcir a los ofendidos. El candidato se había granjeado la antipatía de extremeños y andaluces al asegurar que los receptores del Plan de Empleo Rural (PER) cobraban para pasarse "el día en el bar".
En la campaña, hay que cuidar a todos los votantes, incluidos los 800.000 andaluces y extremeños que viven en Cataluña, según el censo. Por esta razón, Duran se esforzó ayer por hacerse perdonar en un acto ante representantes de las casas regionales afincadas en la comunidad.
El democristiano olvidó la dureza con la que encaró la precampaña y usó un tono pedagógico para hablar del PER. Por si acaso, midió su intervención con tiralíneas: "Nunca he faltado al respeto a los ciudadanos andaluces y extremeños. Tengo un gran respeto hacia ellos", se jactó. Para hacer olvidar sus críticas al PER, empezó loando el esfuerzo de los catalanes llegados de otras partes de España. Y llegó la expiación, para la que citó a algunas entidades presentes: "La Federación de Casas Regionales, la Casa de Andalucía de Barcelona, la Casa García Prieto... de ninguna de las maneras podíais imaginar que yo quisiera faltar al respeto a nadie. Solo quise denunciar un tipo de subvenciones con las que no estoy de acuerdo", se defendió.
El público bendijo sus explicaciones con un aplauso, pero la sombra del PER le perseguirá toda la campaña. El expresidente Felipe González le respondió el viernes asegurando que, pese a ser andaluz, trabajaba "20 horas más que él". Duran entró al trapo, en el mitin vespertino, en el que acusó a González de instaurar el PER "para tener votos cautivos y ganar las elecciones".
Pasado el mal trago de disculparse ante las casas regionales, Duran pudo dedicarse a uno de sus objetivos: convencer a los votantes no nacionalistas que el pacto fiscal es una reclamación buena para todos los catalanes. El democristiano apeló con delicadeza a los agravios de Cataluña con el resto de España e intentó convencer de que, aunque Cataluña logre el concierto económico, seguirá siendo solidaria.
El afán de los nacionalistas en estos comicios es lograr que el voto de los socialistas desencantados no vire hacia el PP. Por ello, Duran cerró la jornada en el bastión del PSC, el Baix Llobregat. Aunque con truco: apostó por la localidad de Martorell, la única de la comarca que casi siempre ha sido fiel a CiU. "Esta comarca es, por excelencia, socialista. Ahora nos podemos encontrar con una transferencia de voto del PSC al PP, pero debemos romperla", reclamó el candidato.
Duran recuperó la contundencia por la noche. Tanto, que su voz empezó a quebrarse pese a ser solo el segundo día de campaña. La ocasión lo valía: CiU debe echar el resto en el Baix Llobregat si quiere tutear a PP y PSC. Ya en 2008, los nacionalistas fueron tercera fuerza en la comarca, con el 14,38% de los votos, a tres puntos del PP y lejísimos del PSC, con más de la mitad de los sufragios. Duran, sin olvidar al PP, se centró en criticar a los socialistas. Se burló del número 2 en la lista socialista, Daniel Fernández, que había tildado a los diputados de CiU de "mariachis" -"prefiero ser mariachi de CiU que palmero del PSOE", rebatió-, y sentenció: "La gente del Baix Llobregat que no se deje engañar. Si el país está como está es por culpa de los socialistas".
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