Gabriela Cañas convierte el incendio de la torre Windsor en un 'thriller'
La presencia de dos personas unas plantas más abajo de donde empezaba a arder la torre Windsor de Madrid en febrero de 2005 y el hecho de que con ella se quemara un importante informe solicitado por la Fiscalía Anticorrupción a una gran firma auditora dan, en el contexto de la España del pelotazo iniciada en 2002, es materia para un thriller del bueno. Y real como la vida misma. Así lo vio con habilidad la periodista Gabriela Cañas (Cuenca, 1957), que con estos ingredientes debuta como novelista con Torres de fuego (Roca Editorial).
El asesinato, en lo que aparenta un vulgar robo, de una ejecutiva agresiva y las pesquisas ante las dudas que inician la hermana y la nieta dan pie a "un thriller de corte muy femenino que hace reflexionar sobre la condición de la mujer moderna", apuntó ayer la editora Blanca Rosa Roca durante la presentación de la novela en Barcelona.
"Hace bien Gabriela en asesinar pronto a esa ejecutiva que tiene todo lo que no recriminamos a los hombres porque a partir de ahí nace un thriller muy bien documentado de periodistas y ladrones, donde estos últimos son muy reales: les conocemos bien en España", lanzó la también alta ejecutiva y escritora debutante este año Rosa Cullell.
"Sí, quería denunciar en forma de ficción ese mundo de pelotazos inmobiliarios y de auditorías a medida de los clientes, pero en una novela acostumbra a salir lo que no has pensado", confiesa la autora, que ha tenido como madrina en la sombra a Rosa Montero. "Al final, es una novela con intriga más que de intriga y por ello se refleja cómo gestionan las mujeres su ambición y su vanidad al incorporarse al mundo laboral; mis personajes se inquietan interiormente ante ello". Hasta cierto punto, admite, es una obra "sobre las relaciones de poder en la pareja, la familia, el trabajo y, claro, el mundo financiero". Real como la vida misma.
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