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EL MUNDO ES UN LIBRO

'Annapurna, primer ochomil', de Maurice Herzog

"Debo confesar que no sé distinguir bien lo que hoy se entiende por literatura de viajes. Esos sistemas elementales de clasificación me parecen muy arriesgados porque suelen conducir al desconcierto; o sea, colocar Rebelión en la granja, de Orwell, entre los libros de animales. Los mejores libros de viajes son, para mí, los diarios y crónicas de los exploradores como Colón, Pigafetta, Cabeza de Vaca, Humboldt, Cook o Burton. Me gustan especialmente las obras antiguas que contienen buenas ilustraciones hechas por los dibujantes que acompañaban a las expediciones, y que tenían grandes conocimientos cartográficos, botánicos y científicos. Pero la creación literaria y la fascinación estética -sigo pensando que la literatura es cosa de artistas- no son lo más característico de estos libros; si exceptuamos la genial fantasía de un Alí Bey, un Marco Polo o un Stanley. Y en ese caso, prefiero a los poetas clásicos que hacían verdadera literatura. Considero infinitamente aburridas las crónicas de turistas y periodistas que cuentan un viaje actual a África o a India, como si se tratase de una expedición a una terra incognita poblada por indígenas de costumbres extrañas. Prefiero las sencillas guías de viaje que -al estilo de Montaigne- advierten dónde se duerme en sábanas de buen lino o se come en buena vajilla. Y pienso editar un día una obra especial para los lectores de falsos viajes exóticos que se trasladan becados por las universidades o las organizaciones internacionales o, sencillamente, con una oferta de una agencia de viajes. Ya tengo algunos títulos posibles: La visa oro entre caníbales o Haciendo vida neolítica en el Club Méditerranée.

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Horizontes a vuelta de página

Tuve que hacer muchas guías de viaje para ganarme el pan, en una época en que me pagaban más las fotos que mi literatura: mi literahartura... En resumen, prefiero el viaje iniciático: la Odisea, o los viajes al ultramundo de Rilke (Sonetos a Orfeo o Elegías de Duino), o una maravilla como la expedición al Annapurna de Maurice Herzog, que me parece un libro genial para iniciarse en los misterios de la Diosa Madre (Editorial Juventud).

Yo creo que -hablando en tono muy serio- los viajes no le sientan bien a nadie. Basta mirar la foto de nuestro pasaporte.

El pueblo de Sarangkot, cerca del Annapurna en Nepal.
El pueblo de Sarangkot, cerca del Annapurna en Nepal.D. SUTHERLAND

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