Bisbal lleva a sus fans a la ópera

David Bisbal prepara su entrada al escenario con un solo de guitarra flamenca. Aparece sigiloso: traje oscuro, camisa blanca, zapatos relucientes y rizos marca de la casa. Tras la primera canción, una oda a Almería, avisa: "El David que vais a ver va a ser un David diferente al que estáis acostumbrados. Más íntimo, más cercano, más calmado". El público, desconcertado, hace oídos sordos y responde a la advertencia levantándose de la butaca y lanzándole piropos. "Guapo", "Eres el mejor". Los vítores y las ovaciones en pie no cesarían en casi toda la noche.

A pesar de que el cantante almeriense cambió ayer la camiseta por la americana y la corbata, el confeti por las lámparas de araña y la patada voladora por el taburete, ofreció un completo menú en el que, a pesar de las baladas y los boleros, tampoco faltaron algunos de los éxitos más bailables del artista, que se esmeró en consolidar su condición de crooner español por encima de la de ídolo comercial.

El intérprete cambió la camiseta por la americana y la corbata

Catorce músicos, entre ellos un octeto de cuerda, acompañaron al cantante en un espectáculo que acabó siendo menos encorsetado de lo que aparentaba. Gracias sobre todo a las fans -en su mayoría mujeres de entre 30 y 40 años, que desembolsaron entre 70 y 90 euros por entrada- que aplaudían con más ganas al Bisbal de siempre: el que se abre la chaqueta, se arranca a bailar y busca a sus padres entre el público. De ahí que los grandes éxitos del artista, los que le han hecho vender más de cinco millones de discos en 10 años, fueran más celebrados que los temas de Alberto Cortez, Joan Manuel Serrat, Maria Grever, Armando Manzanero y Alejandro Sanz.

Para quienes deseen repetir, la actuación saldrá en un doble CD y DVD el próximo 5 de diciembre. Un formato deluxe, que, por el momento, es la única arma de las discográficas para hacer frente a la crisis de la industria y a la piratería. "El disco, que se llamará Una noche en el Teatro Real, sale ya editado de esta noche, hasta el diseño está hecho. En este mes lo único que hay que hacer es remasterizarlo, maquetarlo y hacer la promoción", explicó un portavoz de la compañía discográfica. El ambiente que acompaña a toda promoción, sin embargo, ya se respiraba ayer en el recinto operístico. Colas de cámaras y periodistas, peloteo a la prensa, photo call de famosos y decenas de personas repitiendo las típicas consignas que preceden a cada nuevo trabajo: tiene un sonido más maduro, supone un auténtico reto, es una puesta de largo dirigida a todo tipo de público. A pesar del tópico, en este caso todas las frases tienen algo de verdad. El David Bisbal que recibió a la prensa durante la prueba de sonido se presentó como un serio maestro de ceremonias y no cedió ante el chascarrillo. "El objetivo de David es expresar su consolidación profesional, la revolución artística y personal que ha vivido en estos 10 años. Imagínate lo que supone para un chico como él, que cantaba en una orquesta, actuar en el mismo escenario que Plácido Domingo", explicaban desde la compañía discográfica. Pero el público, que empezó a hacer cola dos horas antes del concierto con un ojo puesto en el famoseo, aceptaba la tesis de la evolución a regañadientes. Todos coincidían: "No me parece que haya cambiado, en esencia es el mismo".

Igual o distinto, lo cierto es que fue ovacionado como a un artista único que, aunque cambie de registro, siempre recibirá el aplauso incondicional y sincero de sus fans.