¿Dónde está el problema?
Leyendo Un decálogo por la transparencia y la integridad publicado en este diario el día 27 de octubre, firmado por integrantes del Comité de Dirección y Transparencia Internacional España, me asalta la duda de que propuestas tan sensatas, necesarias y asumibles en un país desarrollado no sean aceptadas por una clase política muy apalancada en usos y costumbres amañadas y aceptadas cómodamente como herencias e inercias del pasado y asentadas en plataformas funcionariales burocratizadas y muy jerarquizadas. De boca para fuera nadie en su sano juicio se atrevería a poner objeciones a propuestas tan prudentes y reflexivas y con un aporte constitucional relevante, pero de puertas hacia adentro se tomarán como ocurrencias de una élite. Tendremos que seguir resignados a no estar, una vez más, a la altura de miras de una democracia moderna y que goce de la confianza de los ciudadanos...
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