Estos muertos están muy vivos
La ficción se asoma a un futuro apocalíptico lleno de fantasmas y zombis
"El miedo siempre es señal de que algo va mal", dice uno de los protagonistas de la nueva serie de terror American horror story,que en España estrenará Fox el 7 de noviembre y más tarde pasará por Telecinco. Algo va terriblemente mal en televisión a juzgar por la terrorífica programación que nos viene encima y, lo que es peor, de su éxito. The walking dead atrajo a 7,3 millones de espectadores al estreno de su segunda temporada en EE UU (pocas horas antes de su debú en España en Fox), cifra que convierte esta serie llena de muertos que se niegan a morir en el drama de mayor audiencia en cable. Según el presidente de la cadena AMC, Charlie Collier, The walking dead es "esa rareza que llega tanto a fans como al público general". Pero de rareza tiene poco. Zombis, vampiros, hombre lobos y otras muestras de nuestros peores temores se dan cita en una programación que va más allá de Hallowen.
Hombres lobo y vampiros marcan los nuevos gustos de la audiencia
Mientras True blood y The vampire vdaries destaparon el apetito de los vampiros y la serie Supernatural mantiene una nueva temporada su reparto de criaturas nocturnas y situaciones paranormales, American horror story se alimenta de nuestras peores pesadillas en esa casa maldita donde el matrimonio Harmon (interpretado por Dylan McDermott y Connie Britton) llega en busca de una nueva oportunidad. "En tiempos de incertidumbre y ansiedad florecen dos géneros, el horror y los musicales", afirma Ryan Murphy, cerebro de esta nueva serie de terror que arrancó en EE UU con 3,2 millones de espectadores y un trabajo sobrenatural de Jessica Lange.
Este año llegan también series como Grimm (adquirida por Telecinco), que mezcla el género policiaco con la fantasía al hacer de su protagonista (David Giuntoli) un pariente lejano de los hermanos Grimm; y Once Upon a Time (Antena 3 ha comprado los derechos), que contiene más fantasía que terror.
"La audiencia se ha cansado de series de hospitales y de policías", arguye Sarah Wayne Callies defendiendo la originalidad de The walking dead, serie que protagoniza. Producciones de factura internacional como Casi humanos en la que un vampiro, un hombre lobo y un fantasma comparten piso, continúa en Neox, y Teen wolf, basada en el clásico cinematográfico, que mezcla adolescencia y licantropía, se estrenará en el canal del grupo Antena 3.
Otros futuros títulos en la misma línea incluyen Bedlam, que transcurre en un antiguo psiquiátrico; The river, que busca sus fantasmas en el Amazonas, o ese anunciado proyecto que piensa convertir el humor y las vísceras de la película Zombieland en serie.
Esta terrorífica explosión de series no es nueva en una televisión donde los cambios en programación y gustos suelen ser cíclicos. Pero sí lo son la gran acogida y la calidad de los programas dedicados a un género siempre visto como menor. Como resume Murphy, no se trata de asustar "sino de reflejar los miedos de nuestra sociedad". Lee Roberts, al frente de la revista BHM, asegura que los zombis representan ese deseo de encontrar un culpable a los excesos de nuestra sociedad consumista. "No son más que el reflejo de lo que pasaría si las grandes multinacionales hicieran lo que quisieran", añade.
Irónicamente los muertos vivientes son la mejor muestra del consumismo actual. Con 4,8 millones de espectadores entre los 18 y los 49 años, The walking dead es la ficción preferida por los anunciantes.
El autor Colson Whitehead, que The Wall Street Journal describe como el pensador de los zombis, tiene una visión diametralmente opuesta: "La única razón que existe detrás de ellos es el miedo a la gente, una paranoia misantrópica donde sale lo peor de nosotros", comentó en la presentación de Cold one, novela, por supuesto, de zombis.
Llevando esta moda al extremo, en la Universidad de Idaho (EE UU) tienen una clase llamada Apocalipsis Zombi que utiliza esta fiebre como metáfora para estudiar la reacción a una crisis mundial de estas dimensiones, mientras en Nueva Zelanda la universidad utiliza los zombis como ejemplo a la hora de analizar la masificación docente. Robert Kirkman, autor del cómic en el que está basada la serie, tiene una explicación más fácil para el apetito de sus monstruos: "Quieren comer sangre fresca". Porque, como afirma Murphy, la verdadera razón de esta explosión del género de terror en la televisión es que "a todos nos gusta un buen susto".
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