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Desplante de Correa al Banco Mundial en la Cumbre Iberoamericana

El presidente de Ecuador se ausenta de la sala durante la intervención del BM

Miguel González

El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, asumió ayer en la Cumbre Iberoamericana el protagonismo que en el pasado tuvieron el cubano Raúl Castro o el venezolano Hugo Chávez al ausentarse de la sala durante la intervención de la vicepresidenta del Banco Mundial (BM) para América Latina, Pamela Cox. Correa acusó al organismo multilateral de "chantajista" por haber cancelado un crédito previamente concedido a su país después de que él llegara al poder en 2007 y cambiara de política económica, y se preguntó por qué tenía que escuchar a quien calificó de "heraldo del neoliberalismo en América Latina". El anfitrión, el paraguayo Fernando Lugo, le respondió que se trataba de un "foro amplio y abierto". El presidente boliviano, Evo Morales, secundó a Correa y añadió que el BM y el Fondo Monetario Internacional (FMI) deberían "pedir disculpas" por los daños que causaron en el continente la aplicación de sus recetas económicas.

Solo 11 de las 22 delegaciones han estado representadas al máximo nivel

El mandatario ecuatoriano ya se había quejado de que se le diera la palabra al presidente de la OCDE, el mexicano Ángel Gurría, y pidió que, "en reciprocidad", a la próxima reunión de los países más ricos del mundo "vaya un latinoamericano a darles cátedra". Al final, puso sobre la mesa una petición más modesta: que se cambie el formato de las cumbres para que los representantes de organismos internacionales hablen después de los mandatarios y no antes. Fuentes diplomáticas españolas admitieron que el actual orden de intervenciones puede resultar chocante, pues parece dar preeminencia a cargos burocráticos sobre presidentes elegidos democráticamente.

Pero habrá que cambiar algo más que el orden de intervenciones para salvar las cumbres latinoamericanas. La cita de Asunción ha sufrido un plantón sin precedentes por parte de los líderes de la región. Han faltado más de la mitad de los mandatarios invitados (solo 11 de las 22 delegaciones han estado representadas al máximo nivel), incluidos los tres socios de Paraguay en Mercosur (Argentina, Brasil y Uruguay).

Por eso, el mayor empeño de la delegación española, encabezada por el Rey y el presidente del Gobierno, fue asegurar el éxito de la próxima edición, prevista en Cádiz en 2012. "Les esperamos el año que viene con los brazos abiertos", se despidió don Juan Carlos de los presentes. Zapatero, por su parte, defendió el denostado sistema de cumbres, que calificó de "acierto histórico", y reiteró el compromiso de España con Iberoamérica, que extendió a su sucesor en la Moncloa.

Varios de los asistentes -como Morales, Correa o el mexicano Felipe Calderón- le dedicaron afectuosas palabras de despedida, pero el interés que suscitaba Zapatero tenía más que ver con su condición de representante de la zona euro, cuya crisis puede acabar teniendo efectos devastadores sobre el frágil crecimiento económico de América Latina. El peruano Ollanta Humala, que se estrenaba en esta cumbre, expresó gráficamente el temor de todos: "Hay una tormenta que viene del norte y no sabemos si nos traerá un chubasco o un huracán". Zapatero no ahorró adjetivos a la hora de describir "la crisis más grave que ha afrontado Europa desde la II Guerra Mundial", pero se mostró confiado en que las medidas adoptadas por el último Consejo Europeo y la cumbre del G-20 de la semana próxima sirvan para "restaurar la confianza".

El temor a los efectos de la crisis europea dejó en segundo plano el tema central de la cumbre: Transformación del Estado y Desarrollo. En la declaración final, se aboga por "fortalecer la administración pública" para hacerla más eficiente, lo que pasa por erradicar el nepotismo y la corrupción, y "promover un sistema de recaudación más transparente que combata la evasión fiscal". El Rey aseguró que el Estado "tiene un papel clave que cumplir para defender el bien común y los intereses generales".

José Luis Rodríguez Zapatero y el rey Juan Carlos, ayer en Asunción.
José Luis Rodríguez Zapatero y el rey Juan Carlos, ayer en Asunción.ANDRÉS STAPFF (REUTERS)

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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