Nace la santa alianza: de Sarkozy a 'Merkozy'
El semanario satírico Le Canard Enchaîné reveló esta semana que el domingo pasado Nicolas Sarkozy confesó a sus interlocutores en Bruselas: "Si perdemos la Triple A, estoy muerto". Al lado de la noticia, una viñeta explicaba así la solución ideada por el jefe del Estado: una gran Angela Merkel llevaba de la mano a un diminuto presidente francés. Merkel preguntaba "¿Ein problem?". Sarkozy contestaba: "¡Non!".
Desde que Moody's puso la nota de la deuda de Francia en cuarentena, la prensa ha empezado a llamar Merkozy a Sarkozy. El pánico a que la cumbre europea acabase sin acuerdo, con el G-20 de Cannes a la vuelta de la esquina, ha forzado al Elíseo a asumir como propias todas las tesis del Bundesbank. La desigualdad en el eje se ha hecho tan palmaria que el jueves, Sarkozy afirmó en televisión que es preciso "pensar no ya en términos franceses, sino francoalemanes", y anunció que, desde ahora, las dos potencias armonizarán sus leyes financieras y vigilarán mutuamente sus cuentas. Dicho de otra forma, París subirá sus impuestos y hará sus recortes bajo la supervisión del Parlamento alemán.
Disfrazándose como el protector de los franceses y del mundo, el jefe del Elíseo trata de lavar, a seis meses de las elecciones presidenciales, su imagen de pésimo gestor. Desde 2007 ha sumado medio billón de euros a la deuda nacional, el paro no deja de crecer y la recesión acecha. Su rival socialista, François Hollande, le saca 30 puntos en los sondeos. Tras rendirse a la ética protestante, Sarkozy tiene por fin una estrategia electoral: ha creado "un núcleo duro" en la UE, una santa alianza "que partirá a la conquista de nuevos mercados". Sarkozy es historia, voten por Merkozy.
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