El que pudo hacer rico a Cádiz
Manuel Rodríguez de Castro fijó su residencia entre Panamá y Miami años después de dimitir, en febrero de 2001, como delegado de la Zona Franca. Entonces ya se habían destapado los suntuosos gastos que derivaba a la Zona Franca. Los había glamurosos, como los viajes y las cenas, pero también más cutres, como la reparación de una lavadora de su casa. El Tribunal de Cuentas le condenó por el uso indiscriminado de tarjetas de crédito. En su momento se llegó a crear una leyenda. Que si compraba dos asientos cuando viajaba en avión para ir más cómodo. Que si obligaba al coche oficial a recogerle a pie de escalerilla en el aeropuerto de Jerez. Muchos de los que le conocían entonces aseguran ahora que estaba claro que no era trigo limpio.
Desde que dimitió se ha prodigado poco, aunque él mantiene que viaja regularmente a Cádiz. La última vez que se le vio públicamente fue en 2006. A las puertas de un juzgado. Donde su presencia sí es abundante es en Internet. Es habitual de las redes sociales y tiene abiertas varias páginas con su perfil. Ahí recuerda que trabajó en la constructora Boygues, que fue asesor del PP de la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez. Mantenía buenas relaciones con el entonces vicepresidente Rodrigo Rato. Ambos le recomendaron para el puesto de delegado.
Cuando se fueron destapando los escándalos, el PP apoyó a Rodríguez de Castro frente a los ataques de la oposición. Pero, después de dimitir en 2001, dejó de hacerlo. En su visita a Cádiz en 2006, dejó un regalo envenenado al asegurar que seguía siendo amigo de Teófila Martínez. Los escándalos de la Zona Franca son una de las pesadillas de la alcaldesa y continua arma arrojadiza del resto de partidos hacia ella cuando hay algún avance en las investigaciones abiertas.
En su perfil en Facebook Rodríguez de Castro dice ser consejero de cuatro sociedades mexicanas: TMM (transportes), Gonet (telefonía móvil), KW TV (canal de televisión) y Masarc (banco de inversiones). También es accionista independiente del Grupo Salinas, Elektra, TV Azteca y el Grupo Iusacell. Demuestra tener gran concepto de sí mismo con elogios a su capacidad de gestión. En Twitter aseguró que su idea de negocio de Rilco podría haber generado más de 3.000 millones de euros. "Pobre Cádiz", se lamentaba. Sus reflexiones giran en torno a ataques a Zapatero y Rubalcaba, negocios mexicanos o veladas amenazas a quienes considera enemigos. "Mis enemigos pagarán sus actos de traición, abuso y cobardía con su cabeza", escribió parafraseando a Robespierre.
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