"Perdonaré cuando pidan públicamente perdón"
Sentí una sensación de estupor, que no sabría expresar muy bien, al conocer el comunicado de ETA. Es una mala noticia, humillante para las víctimas". Lo dice el médico Antonio Salvá, de 59 años, padre de Diego Salvá Lezaún, el guardia civil asesinado junto a su compañero Carlos Sáenz de Tejada, en el último atentado mortal cometido por los etarras en España, el 30 de julio de 2009, en Palmanova, Calvià (Mallorca). Su hijo tenía 27 años; Carlos, su compañero, 28. Fueron los dos últimos asesinados por ETA en suelo español, pero no los últimos muertos de la banda: en Francia, el 16 de marzo de 2010, los terroristas mataron a tiros al gendarme Jean-Serge Nérin, el 16 de marzo de 2010, que es la postrera víctima mortal de ETA.
El padre de Diego Salvá dice estar dispuesto "a perdonar a los criminales que mataron a mi hijo. A título privado, en el plano personal y siempre que antes me pidan perdón. Y han de expresar públicamente esta petición de perdón". En un cara a cara con los asesinos (no identificados ni detenidos) "les preguntaría quién les ayudó en Mallorca, porque hubo quien colaboró con el comando en sus movimientos. Quisiera mirarlos a los ojos. Tengo curiosidad", indica.
El atentado que destrozó a los dos jóvenes ocurrió ante un cuartel provisional, a nueve kilómetros del palacio de Marivent, donde veranea la familia real. ETA enganchó con bridas dos bombas lapa en los bajos de los jeeps aparcados en un viejo cuartel en desuso, con cámaras de seguridad fuera de uso, cerca de donde se construyen unas nuevas dependencias. Los terroristas dejaron en Mallorca otros cuatro artefactos programados en bares del centro de Palma que estallaron diez días después, sin causar víctimas.
El doctor Salvá supo del atentado que mató a su hijo en Ibiza. Y en el barco entre Ibiza y Mallorca conoció el jueves pasado el anuncio del abandono definitivo de la violencia. Desconfía. Él cree que "es un fruto de la negociación, está clarísimo. No quería creer que el Estado negociara con terroristas, no tenía pruebas, pero Jaime Mayor Oreja [ex ministro de Interior con Aznar] tenía razón; se ha cumplido lo que él decía".
Antonio Salvá se estrena en política: se presenta como independiente en la candidatura del PP al Senado por Guipúzcoa. "Me ofrecí. Estuve en UCD y con el PDP [democristiano] en Palma". Dice que no milita, pero que hará campaña y "pensaré en mi hijo". Hablará de la situación. "Para mí ha existido una rendición del Estado democrático ante ETA. Ella ha ganado por mucho. Es superfuerte".
Y enumera lo que cree las pruebas de su diagnóstico: en dos años ha habido "excarcelaciones" de terroristas y acercamientos de presos a Álava; la sentencia del Tribunal Constitucional que permitió a Bildu presentarse a las elecciones -"una traición" a las víctimas, dice- y valora como "pantomima" la conferencia internacional de paz y el anuncio del fin definitivo de la violencia en plena precampaña electoral. "El proceso ha ocurrido, esa es mi convicción", sentencia.
El padre del guardia Salvá cree que ETA tendrá gran capacidad operativa, "sin actuar, sin disparar, con los bolsillos llenos". No cree a los terroristas porque "no han entregado las armas ni disuelto comandos ni infraestructuras, como el IRA irlandés. No han pedido perdón a las víctimas". Reclama juicios y condenas por sus delitos. "Las víctimas y los asesinos no pueden estar en el mismo plano. Nosotros pusimos los cadáveres".
En la parte humana, la familia Salvá-Lezaún se siente resarcida por el Estado completamente. "El Ministerio de Interior respondió muy bien. Estuvimos en La Moncloa". Por Navidad, el exministro Alfredo Pérez Rubalcaba llama a la madre de Diego, Montserrat Lezaún. El guardia civil solo una vez expresó su temor a ser víctima de un atentado. "Y no de una manera clara y expresa. En el invierno de 2009. En Andorra, esquiando, comentó que existía una posibilidad remota y pequeñísima de caer". "A Diego no le mataron las palabras", apunta la madre.
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