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Reportaje:

'La zapatera prodigiosa': ¿quién da más?

Los dibujos que Lorca regaló a Margarita Xirgu acaban en una sala de subastas - "No tiene sentido que estén en manos particulares", dice Nuria Espert

No hay sombra de duda en lo que se refiere al Olimpo popular de la cultura española: Federico García Lorca es, formando tándem con Pablo Picasso, el nombre propio que más expectación genera dentro y fuera de nuestras fronteras, sea cual sea el motivo de su actualidad. Y el motivo de actualidad que nos ocupa no es menor: la salida a subasta, mañana en Barcelona (Sala Balcli's), de los 10 figurines que Lorca ejecutó personalmente para su obra La zapatera prodigiosa, estrenada en 1930 en el Teatro Español de Madrid. Son los dibujos que simbolizan, de manera definitiva, la cerrada amistad entre el poeta y dramaturgo y su actriz-fetiche, Margarita Xirgu.

Así lo constataba ayer mismo un responsable de la casa de subastas: "Lorca genera muchísima expectación y el número de personas interesadas en adquirir los dibujos ha sido enorme, tanto de instituciones como de particulares, muchos de ellos fuera de España".

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Los 10 figurines de 230 por 175 milímetros (ocho de ellos de tema femenino y dos masculinos) se enmarcan en el más puro estilo lorquiano, caracterizados por un modo naif subrayado por el uso de lápices de colores, evocadores de un universo infantil. Preciosistas y llenos de detalles, pese a su sencillez, los 10 dibujos incorporan las anotaciones del autor donde explicaba cómo quería que fueran los acabados de los vestidos. En el que la protagonista debía llevar durante el segundo acto, por ejemplo, escribió: "Traje rojo violento y rosa roja. Sin pendientes. Más vuelo que en el traje anterior. Un brazo desnudo. Franja al cuello y cintura de rojo distinto". En otro, incluso cosió al papel con un alfiler dos trozos de muestra real de tejido para confeccionar el traje. Y ahí ha permanecido, oxidado.

La sala de subastas ha podido reconstruir la historia de cómo se han conservado los dibujos. El dúo formado por Xirgu y García Lorca protagonizó algunos de los mayores éxitos teatrales del momento. Tras el estreno de La zapatera prodigiosa, la historia de una joven casada por conveniencia con un viejo zapatero que vive acosada por las crónicas de sus vecinas, el autor regaló los dibujos a su actriz. Con el paso de los años, esta los regaló a su hermano, un profesor que acabó cediéndolos a uno de sus alumnos. Un hijo de aquel pupilo fue el que los llevó a la sala de subastas para venderlos. "Se nota el gran amor de esta familia por el mundo del teatro, ya que el estado de conservación de los dibujos es excelente", aseguran desde la sala.

El antecedente más inmediato a la subasta de mañana es la que en 2004 se produjo en Madrid con cuatro dibujos de Lorca. Allí se acabaron pagando por cada uno 10.000 euros. Y este es justo el precio que ha fijado de salida la sala de subastas barcelonesa. "Atendiendo a que es uno de los pocos conjuntos pictóricos que no estaba en manos de la familia de Lorca, se trata de un buen precio", aseguran. El único requisito es que el lote se venda en su conjunto, 100.000 euros en total, para que continúen juntos, tal y como como los ideó Lorca en su día.

Una de las personas que más se ha dejado cautivar por esos dibujos es Luis Olmos, el último director que puso en pie esa obra en España, con el Teatro de la Danza: "Son preciosos; es mucho más interesante que estén expuestos, porque son deliciosos; Lorca pintaba de una manera naif y muy sensible".

José Monleón, autor de Vida y obra de un poeta, entre otros escritos sobre Federico García Lorca, y una de las voces más autorizadas en el campo de la investigación teatral en España, piensa que los dibujos tienen su interés independientemente del tirón popular de la figura del poeta: "Su dimensión más importante fue la lírica, pero también era alguien muy interesado por la instrucción de la gente, por llegar al pueblo y porque ese pueblo fuera parte de su propia obra, por lo que sus dibujos tienen un sentido didáctico, como parte de ese lenguaje popular que él quería transmitir; si hay gente que no le entiende al leerle, con esos dibujos encontramos otra manera de transmitir su manera de ver el mundo y su sensibilidad. Estaría bien que esos dibujos no se desperdigaran por ahí". Julio Huélamo, director del Centro de Documentación Teatral del Ministerio de Cultura, y conocido lorquiano, afirma que el fenómeno es tan brutal que todo lo que emana y surge en torno a él se convierte en algo muy significativo: "Prácticamente cualquier cosa relacionada con él, como esos figurines, tiene una gran repercusión; estos dibujos son muy importantes, al mismo nivel que el manuscrito de El Público".

Precisamente Lluís Pasqual, el primer director que llevó a escena aquella obra, se encontraba anoche estrenando La casa de Bernarda Alba en Nápoles, desde donde comentó que estaba al tanto de esta subasta y destacó que los dibujos son realmente muy importantes: "Federico era un gran dibujante, y con ellos se nos ofrece más completa su vertiente de artista plástico", señaló el director.

La última Bernarda de Pasqual en España ha sido la actriz Nuria Espert, a la que tantas veces se ha comparado con Margarita Xirgu, por ser ambas grandes defensoras del teatro contemporáneo más avanzado, productoras y grandes intérpretes de Lorca. Espert, que se encuentra en Barcelona representando La violación de Lucrecia, de Shakespeare, sostiene que los dibujos tienen que ir a parar a la Fundación García Lorca: "Es ahí donde se tienen que recoger todos los bellísimos, en su inocencia, dibujos que tanto hablan del alma del poeta; cualquier testimonio de la vida de Federico que sirva como proyección de sus obras menos conocidas enriquece mucho; todo lo que se haga para que paren allí me parecerá un gesto de generosidad, porque no tiene sentido que estén en casa de un particular".

Tres de los figurines dibujados por Federico García Lorca para la obra <i>La zapatera prodigiosa, </i>estrenada en 1930.
Tres de los figurines dibujados por Federico García Lorca para la obra La zapatera prodigiosa, estrenada en 1930.
Lorca y Margarita Xirgu, en los años treinta.
Lorca y Margarita Xirgu, en los años treinta.FUNDACIÓN GARCÍA LORCA

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