_
_
_
_
_

Hollande retará a Sarkozy en 2012

El exdirigente socialista aglutina el voto de centro-izquierda y será el candidato presidencial tras imponerse a Martine Aubry en las primarias del partido

François Hollande, el hombre del cambio tranquilo y la unidad, logró aglutinar ayer las aspiraciones del centro-izquierda y convertirse en el candidato socialista para las presidenciales francesas de la próxima primavera. El ex secretario general del Partido Socialista (PS) se impuso a Martine Aubry, actual líder del partido, en el segundo turno de las inéditas primarias ciudadanas y con una diferencia mayor de lo previsto en los sondeos. Según los datos provisionales, con cerca del 70% del voto escrutado, Hollande logra una victoria convincente y holgada, con el 56,3% de los votos, mientras Aubry rozaba el 43,6%.

En el primer turno, Hollande había reunido el 39% de los apoyos, y su adversaria se quedó en el 30%. El aumento de la diferencia entre ambos, que ha subido un mínimo de 12 o 13 puntos, sugiere que los simpatizantes de la izquierda han premiado el mensaje de rassemblement (unidad, cohesión) lanzado por Hollande desde el inicio de la campaña, así como su templanza y contención.

Ayer votaron 2,7 millones de personas, más que en la primera vuelta
"Esta movilización formidable me da legitimidad", declara Hollande
Más información
Una apuesta por lo seguro
El encanto del jefe de negociado

El ganador mostró anoche el mismo talante presidencialista y responsable, y su actitud de estadista, que marcó la diferencia. "Hemos vencido todos, ha sido una movilización formidable, que me da fuerza y legitimidad para ser el próximo presidente de Francia si los franceses lo desean el año que viene".

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Abriendo la campaña de 2012, Hollande prometió que será el candidato del respeto y del diálogo, reiteró que la educación republicana será su gran prioridad, prometió a los jóvenes que trabajará duro para cumplir sus sueños y darles un futuro, y vaticinó una República más justa, más solidaria y menos sometida a los embates de la globalización. "Soy el candidato de la unidad y lo he demostrado", terminó, saludando la "dignidad" de Aubry y su deseo de trabajar juntos.

La victoria de Hollande fue la victoria de la elegancia. En ningún momento descalificó las propuestas de sus compañeros; se mantuvo siempre frío y conciliador, y convenció a todos de que él era el verdadero voto útil. Su victoria, neta, le otorga un fuerte respaldo de legitimidad democrática, ya que ayer votaron más de 2,7 millones de personas, según los datos parciales, mientras en la primera vuelta, la semana pasada, lo hicieron 2,6 millones.

La perdedora Aubry, más concreta y agresiva, trató de presentarse como la aspirante más volcada hacia la izquierda, aunque en realidad los programas de ambos eran muy parecidos. Anoche, con exquisita deportividad, la secretaria general felicitó "calurosamente" a Hollande, anunció que el lunes volverá a su puesto en el partido y afirmó que el resultado "da más legitimidad y más fuerza a Hollande para afrontar el decisivo combate de las presidenciales". "Hasta hoy nos hemos confrontado, hoy hemos votado y mañana haremos unidos el equipo de Francia para el cambio", añadió.

Todo el partido sin excepciones saludó al vencedor, y los cinco candidatos que se jugaron la plaza a las presidenciales se hicieron juntos la foto de la unidad en la puerta de la sede de Rue Solférino.

Ségolène Royal felicitó a su expareja, y calificó su triunfo como "incontestable". Royal dijo que el PS sale "más fuerte" de las primarias que ella misma impulsó.

El PS ha copado durante un mes la atención mediática, y su apertura a la sociedad ha logrado dar a conocer la energía de rostros menos conocidos, como Arnaud Montebourg. El diputado, tercero más votado en el primer turno, interpretó las elecciones con optimismo: "Los franceses nos han enviado un doble mensaje: (quieren) la unidad de la izquierda y una izquierda nueva con nuevas caras".

Otra mirada posible es que los franceses han preferido el pragmatismo a la batalla nominalmente ideológica, sabiendo que muy probablemente las presidenciales se decidirán desde el centro político.

Stefane y Alixe, una pareja de votantes parisinos que eligieron a Hollande, lo explicaban así: "Hollande no nos fascina especialmente, pero entre los dos es el candidato que más fácilmente puede ganar a Sarkozy, y de lo que se trata ahora es de cerrar a toda costa esa etapa".

Los simpatizantes de izquierda volvieron a responder de forma festiva a la convocatoria del PS, esta vez con mejores condiciones climáticas que hace una semana. El sol brilló durante la jornada en casi todo el país, y hubo colas en muchos de los cerca de 9.000 colegios electorales repartidos por el Hexágono.

Hacia las siete y cuarto de la tarde, el secretario general interino Harlem Désir, que sustituye a Martine Aubry hasta que esta regrese de su aventura en las primarias, anunció el "rotundo éxito" de participación, y afirmó que "todos los partidos deberán tener en cuenta esta movilización, que ha revolucionado el panorama político francés".

La derecha, que permanecerá en el poder al menos hasta abril próximo, dejó traslucir sus nervios, no esperó a que cerraran las urnas para atacar al Partido Socialista, y anunció que el martes dará inicio una convención de la Unión por un Movimiento Popular (UMP) titulada El proyecto socialista bajo la lupa: el gran malentendido. Según declaró el secretario general del partido de Nicolas Sarkozy, Jean-François Copé, "el PS ha montado una verdadera impostura con estas primarias".

Militantes socialistas esperan con banderas y rosas a François Hollande ante la sede del partido en París.
Militantes socialistas esperan con banderas y rosas a François Hollande ante la sede del partido en París.GONZALO FUENTES (REUTERS)

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_