La vehemencia de Oltra
El técnico del Deportivo empieza a perder el crédito con el que inició la liga
"Soy vehemente", se disculpa José Luis Oltra cuando le hacen ver que entra a todos los trapos, incluso a aquellos que no existen. Tras ocho partidos de Liga, el deportivismo percibe que no habrá año de transición y que el regreso a Primera costará, como advirtió el entrenador valenciano en la pretemporada, "sangre, sudor y lágrimas". Hay varios factores que lo indican, el más tajante, los resultados: de 24 puntos posibles, el Deportivo se ha dejado 11, casi la mitad.
A Oltra, que se aferraba a las matemáticas para advertir que la proyección en la suma de puntos enfilaba hacia el ascenso, no le quedó más remedio que reconocer el pasado sábado tras el agónico empate ante el penúltimo de la tabla: "No estamos en números".
La ausencia de autocrítica empieza a ser cotidiana en el equipo
Asegura que los periodistas generan opiniones que "no son correctas"
Las sensaciones son las propias de un equipo poco trabajado, abrumado una temporada más por las lesiones, de las que en su día desde algunos sectores se culpó con saña al cuerpo técnico comandado por Lotina. Prisionero del contencioso del club con el Vecindario, situación ajena a él, pero que le aleja de los banquillos en los partidos, Oltra tampoco ayuda a disipar las dudas cuando sale al escenario. "Estoy satisfecho. Nos faltó acierto y suerte. El equipo me ha gustado según mi manera de entender el fútbol", apostilló el sábado minutos después de que sus jugadores fueran despedidos con una sonora pitada. Días atrás, tras superar con lo justo al Alcoyano en Copa, tampoco tuvo reparo en poner paños calientes y señaló a los periodistas como "generadores de opinión que no es correcta". "En Alcoy en el partido de Liga no creamos ocasiones, en Riazor tuvimos el partido controlado, el objetivo era pasar la eliminatoria", reconoció. De inmediato la prensa le trasladó si temía que la afición pudiera empezar a sentirse decepcionada porque el equipo apenas había generado ocasiones de gol. "Ya sé que vuestro trabajo es presionarme", espetó. Y remató con una recomendación. "Quien no quiera sufrir le digo con todo el respeto que en el cine ponen unas películas muy buenas. Nadie obliga a venir a Riazor". Por muy respetuosa que fuera, la sugerencia empieza a actuar de reactivo en un sector de la afición que percibe que ha habido demasiada condescendencia con el club.
La ausencia de autocrítica empieza a ser moneda cotidiana en el Deportivo desde que se certificó el descenso, cuando en aras del bien común se instaló un clima de amables valoraciones lejano a esa presión a la que alude Oltra. El técnico fue el primero en beneficiarse de esa suerte de luna de miel que se reforzó con la entusiasta respuesta de la gente para sacar el carnet de socio. 2.000 personas acudieron a Abegondo para estar con el equipo el primer día de la preteporada. Deslumbrado, Oltra lanzó una frase que ahora semeja una losa. "Somos el Madrid o el Barcelona de la categoría". El titular estaba servido y así lo resaltó el propio diario oficial del club. A día de hoy el mensaje de Oltra ha ganado en crudeza. Y siempre se dirige a los medios de comunicación. "Si queréis meter cuatro o cinco goles y ganar pegándoles un meneo, a lo mejor nos estamos equivocando y tenéis que traer otros futbolistas y otro entrenador. Creo que os estáis equivocando y eso suma poco".
Evidencia que Oltra nunca lo tuvo fácil, porque la Segunda División es una selva. Nada más firmar se apuró a recordar que de los últimos treinta equipos ascendidos sólo cinco lo lograron a la primera, pero la mezcla de optimismo y euforia que rodeó al equipo desde el descenso engulló cualquier atisbo de nubarrón. "Depositamos nuestra confianza en una persona que encaja con la línea que tenemos los deportivistas sobre el fútbol", explicó Lendoiro cuando presentó al técnico. Se acordaba de Amancio, de Veloso y Luis Suárez, quizás también, aunque no lo dijo, de Fran y José Ramón. "A veces te ponen etiquetas que no interesa desmentir", reconoce Oltra, al que en cada paso se contrapuso a Lotina y una supuesta época de tinieblas balompédicas.
"Quiero un equipo valiente, que vaya a por los partidos", corroboró el entrenador en su primer discurso como deportivista. Tres meses después transita a seis puntos del ascenso y genera dudas en ataque y en defensa.
"Tenemos que mejorar en las dos áreas", asume el centrocampista Jesús Vázquez, uno de los indiscutibles en un doble pivote que no se caracteriza por su capacidad para manejar la pelota. "Encajamos demasiados goles", reconoce Álex Bergantiños. "Atrás con poco nos hacen un gol y delante nos falta solvencia en el remate", diagnostica Oltra tras la última decepción ante el Nàstic. Y anuncia, de nuevo a los periodistas: "Intentaré estar más tranquilo, contestaciones breves, eludir preguntas. Perderéis titulares, pero generaremos menos debate y menos problemática".
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