La diva exquisita
Erykah Badu regresa a España en un concierto en el Circo Price de Madrid
Dice la leyenda que, si miras fijamente a los ojos de esta afroamericana nacida en Dallas hace 40 años, es probable que empieces a vestir pantalones de ganchillo. La historia surge del peculiar cambio de hábitos de indumentaria de algunas de sus exparejas, entre ellos, André Benjamin, de Outkast. Y demuestra el poder hipnótico de la intimidante Erykah Badu, fuerza viva de la música negra contemporánea. "La entrevista es por teléfono, no hay nada que temer. Ningún hombre debería sentirse intimidado por mí", advierte la autora de Baduizm, álbum con el que debutó en 1997 y que le valió dos premios Grammy. El disco la situó como abanderada de lo que se llamó neosoul, una etiqueta sujeta con pinzas que reclamaba la vigencia del legado de los próceres de la música negra de principios de los setenta. Pero, sobre todo, propulsó la leyenda de una diva única con una personalidad arrolladora.
Desayunaba periodistas, almorzaba estilos musicales y merendaba exnovios. Han pasado más de 10 años y poco parece haber cambiado en el universo de esta mujer, única hasta el punto de que, en 2010, cuando surgieron rumores sobre un posible cuarto embarazo, espetara un: "No estoy preñada, solo gorda". ¿Se imaginan a Beyoncé o a Madonna admitiendo eso?
"Un disco mío jamás está concluido. Aún estaría dando retoques a mi primer álbum. Soy una verdadera pesadilla para los sellos", dice. "Muchos artistas prefieren el directo. Me encanta estar sobre el escenario, pero al final un directo es un pedazo de un momento; un álbum, es un trozo de historia", apunta la artista, que el año pasado editó New Amerykah Part 2 (Return of the Ankh), un disco que recordaba a su debut. La primera parte de la serie era una orgía política y social en la que se escuchaba a Miles Davies, Stevie Wonder y Funkadelic. En cambio, su nueva referencia vuelve al tema que más le interesa a Badu: ella misma.
Pintora, exactriz, activista -tuvo una ONG en Dallas que trabajaba en las escuelas de los guetos-, vegana confesa, hasta comadrona, Badu es consciente de ser un tema de conversación terriblemente interesante. "Pienso en mí y veo a esa chica analógica que va por el mundo cargando sus cintas para grabar su música. Eso sí, debo admitir que las redes sociales me vuelven loca. Puedo simultanear una conversación sobre ajedrez con un señor portugués con otra sobre el hip-hop con una niña canadiense. En la Red se confirma lo que siempre he pensado: cualquiera que se esfuerce puede ser una estrella".
Siempre bordeando la frontera que separa la soflama del discurso de autoayuda y la lucidez filosófica de la alucinación psicodélica, Badu es todo un acontecimiento, ya sea porque se desnuda para un videoclip donde fue tiroteado JFK, o porque se convierte en musa del diseñador de moda Tom Ford. "Mi vida se cuenta a través de mis acciones, mis discos. Me he dado cuenta de que no he cambiado nada. Para mí, la música es un intermediario entre mi yo verdadero y mi público. Soy honesta. Hoy me siento exquisita".
Los amigos invisibles
- El próximo 28 de octubre, la cantante de Dallas actuará en el Circo Price de Madrid, en el programa de la Red Bull Academy.
- Aún no se sabe la alineación completa que acompañará a Badu, pero es muy probable que aparezca Flying Lotus, artista multidisciplinar que dirigió su último vídeo y antiguo alumno de la Red Bull Academy.
- "Ojalá pudiera explicar lo que sucederá, pero jamás sabes lo que te vas a encontrar. La única regla es la libertad. La belleza se encuentra en la incertidumbre".
- La idea es reproducir los famosos encuentros que se suceden en el camerino de la diva tras sus conciertos desde hace 13 años.
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