"La gente es reticente a invertir, por las incertidumbres, pero dinero hay"
En estos tiempos de crisis y con las grandes economías al borde de otra recesión, si uno aparece con un ambicioso plan de inversiones bajo el brazo, millones para invertir en proyectos sostenibles y una oferta laboral de varios miles de empleos, más que un político parece un rey mago. El recibimiento en Madrid a Jean Charest (Sherbrook, Quebec, 1958) y a su Plan Nord de inversiones casi lo haría creer así.
Pregunta. ¿Cómo ha superado Canadá la crisis tan rápido?
Respuesta. Vivimos junto a EE UU y eso explica por qué no tenemos su sistema financiero, lo veíamos desde demasiado cerca. La sociedad canadiense es más prudente, tenemos bancos mejor regulados y más capitalizados que los de EE UU y logramos resistir las presiones de los años noventa para fusionar bancos y hacer entidades gigantescas. Siempre hemos sido algo escépticos con el sistema financiero estadounidense. La otra razón es que nosotros llevamos aplicando disciplina presupuestaria desde hace 20 años, porque ya vivimos esos problemas en los años noventa. No hay una ley escrita, sino que nuestros electores nos lo exigen así. Y la otra razón es que fuimos muy agresivos a la hora de estimular la economía en el momento apropiado, con proyectos de infraestructuras y de energía que ayudaron a la actividad. Para decir toda la verdad, también contamos con muchos recursos naturales, en un momento en que hay fuerte demanda.
"Vivimos junto a EE UU y eso explica que no tengamos su modelo financiero"
"Nuestro éxito de futuro depende de si somos capaces de atraer talento"
P. ¿Qué áreas pretende desarrollar el Plan Nord?
R. Este proyecto va a estar centrado en el desarrollo de los recursos naturales y de la energía. La idea es que la explotación de las materias primas vaya ligada al desarrollo de infraestructuras del transporte, como autovías, trenes, aeropuertos o puertos, según los casos. Estamos hablando de un plan a 25 años, lo que nos permite hacer un desarrollo progresivo, proteger a la vez el medio ambiente y beneficiar a los habitantes de la región, especialmente a los indígenas.
P. ¿Qué pueden encontrar las empresas españolas en Quebec?
R. Oportunidades de inversión en uno de los mayores planes de infraestructuras del mundo. Las empresas españolas disfrutan de mucho éxito global en materia de infraestructuras y ya tienen experiencia en Quebec. Porque no es un plan teórico. OHL ya está construyendo un hospital en Montreal; Acciona está construyendo una autopista en Quebec, la autopista 30, un proyecto de 2.000 millones de dólares. Otra empresa, está construyendo una granja eólica en Quebec... Lo vemos como una ganancia para ambas partes y recibimos bien la inversión extranjera, aunque no en cualquier condición, claro.
P. ¿Cómo piensan financiarlo?
R. De momento, hemos destinado 500 millones de dólares a través de la sociedad pública Investissement Quebec, que puede tomar participaciones en algunos proyectos considerados estratégicos y siempre de forma minoritaria. Pero dinero hay, lo que pasa es que la gente es reticente a invertir, por las incertidumbres de la economía. Pero estos proyectos son muy sólidos, y la demanda de recursos naturales, creciente.
P. Además, buscan trabajadores en un momento en el que el paro es un problema mundial...
R. La verdad es que, en ese sentido, vamos contracorriente. Muchos países tienen problemas con la inmigración. Nosotros no. Tenemos, como España, problemas de envejecimiento y necesitamos mano de obra cualificada y no cualificada. Pensamos que nuestra sociedad tendrá éxito de futuro si somos capaces de atraer talento. Hemos firmado un acuerdo laboral con Francia y estamos a punto de firmar un acuerdo económico global Unión Europea-Canadá, que Quebec impulsó en 2007 y en el que hemos pedido incluir la movilidad laboral. El momento no puede ser más apropiado, porque se lanzará un poderoso mensaje de que el mundo necesita abrir sus economías.
P. Así dicho, Quebec parece el paraíso...
R. Tenemos nuestros problemas como todo el mundo. Una de las áreas que peor gestionamos es la ingeniería forestal, donde tenemos una excesiva dependencia, como en toda la economía, de EE UU. También, una de nuestras debilidades es la baja productividad. El Plan Nord tiene como ejes fundamentales la accesibilidad y el mercado laboral, porque esas son dos de nuestras mayores debilidades. ¡Por eso queremos atraer inversiones y talento español! -
80.000 millones en 25 años
El Plan Nord es un "megaproyecto", en palabras de las autoridades de Quebec, que pretende cambiar un territorio de 1,2 millones de kilómetros cuadrados donde apenas viven 120.000 personas. Lo cierto es que, al menos, con las cifras que manejan sobre el papel lo es. Ochenta mil millones de dólares canadienses (unos 57.000 millones de euros) de inversiones públicas y privadas a lo largo del próximo cuarto de siglo y la creación de 20.000 empleos anuales hacen del proyecto algo a tener seriamente en cuenta. De ese importe, 47.000 millones de dólares se destinarán al desarrollo de las energías renovables, y otros 33.000 millones, a proyectos mineros, así como a las infraestructuras de acceso a las minas.
No son pocas las empresas que ya han comprometido inversiones, aunque los proyectos aún estén por materializar en la mayoría de los casos. "Desde que anunciamos el plan, el pasado 9 de mayo, han sido varias las inversiones anunciadas. Arcelor Mittal ha comprometido 2.100 millones; Río Tinto anunció inversiones por 850 millones; StratoWay anunció 500 millones para la ampliación de una mina de níquel; otros 400 millones en otra mina por parte de una empresa china; 1.200 millones para una mina de oro anunciados por Goldcorp", relata el primer ministro quebequés, Jean Charest.
El Plan Nord afecta al 72% de todo el territorio de la región de Quebec, que ocupa una superficie equivalente a dos veces y media el territorio español. No es de extrañar que estos primeros proyectos estén vinculados a la minería, un sector estratégico para Quebec, ya que es uno de los 10 mayores productores mineros del mundo. En materia de energía, Quebec es el cuarto productor de energía hidroeléctrica del mundo, y sus responsables aseguran que "el potencial de desarrollo es tan grande como la potencia instalada".
El proyecto presume de ser un nuevo modelo de desarrollo sostenible, en el que la mitad del territorio quedaría protegido de la explotación industrial para preservar los bosques y el medio ambiente. Sin embargo, durante su visita a Barcelona, el propio Charest admitió que aún deben concretarse esos ambiciosos objetivos y no descarta que puedan explotarse parte de los recursos forestales. Los grupos ecologistas canadienses han enviado una carta a su Gobierno implorando que se preserven las zonas protegidas. -
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