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Los evacuados, sin fecha de regreso

Bernardo Marín

¿Qué se mete a una maleta si hay que dejar una casa sin garantías de volver? La pregunta es más difícil de lo que parece y los vecinos de La Restinga tuvieron minutos para contestarla. Algunos tenían la bolsa hecha con mudas, medicinas y las escrituras de sus viviendas. Otros improvisaron. Para otros era muy importante llevarse a sus mascotas, como para la alemana Gabriele Kruger, cuya foto acudiendo al punto de encuentro con sus perros fue ayer portada de este diario. Kruger fue la última vecina en ser desalojada, pues se negó hasta ayer a dejar el pueblo.

Lilia González, de 83 años, cuenta que estableció dos prioridades: "El día de la evacuación, la medicación y los cacharros del marcapasos. Y hoy [se ha permitido a algunos vecinos volver unos minutos] mi nieto me ha traído dos cosas muy queridas, la foto de mi marido Chano y la imagen de la virgen de los Reyes".

El humor de los habitantes de La Restinga era ayer sombrío. La mayoría había pasado la noche en casa de amigos en la isla. Allí había casos dramáticos, como el de Rosi y su pareja, Suso, cuya única propiedad es su casa y que están realojados en la residencia de estudiantes de Valverde.

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Sobre la firma

Bernardo Marín
En EL PAÍS desde 1997, es jefe de boletines en el equipo de Estrategia Digital. Antes fue integrante de la Unidad de Edición, redactor jefe de Tecnología, director de Retina, subdirector de las ediciones impresa y digital, y responsable y fundador de la redacción de México. Es profesor de la Escuela de EL PAÍS y autor de 'La tiranía del clic'.
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