El discurso del 'lehendakari' y la presencia del grupo de expertos
Acabará por servirnos todo si alcanzamos la paz, pero no todo sirve cuando, aún, solo la estamos pretendiendo. Mientras el lehendakari, Patxi López, en el pleno de Política General proponía las Bases para la Unidad, la Concordia y la Convivencia en Euskadi, en forma de Decálogo, un grupo de "expertos" llamados, al parecer, por sectores afines a la izquierda abertzale iban y venían por nuestra tierra "mediando" a favor de la paz.
El discurso de Patxi López fue claro y contundente. Reconoció los avatares acontecidos cuando, a la muerte de Franco, la democracia no era asumida por todos y las cloacas del Estado destilaban ponzoña, pero subrayó el hecho de que ya todo es bien diferente y que solo el terrorismo de ETA enrarece nuestra convivencia: "El terrorismo tiene unas consecuencias desoladoras en el conjunto de la sociedad: genera miedo y amputa la libertad de la ciudadanía". Pero puso aún más el dedo en la llaga cuando reafirmó la condición profundamente antidemocrática de ETA: "ETA ha matado sobre todo en democracia. El mayor poder intimidatorio de ETA lo ha adquirido atacando a las instituciones democráticas con la pretensión de negarlas: los dos grandes enemigos a batir por ETA han sido el sistema democrático y nuestro autogobierno".
Currin y su grupo salen de un proceso de selección privado e interesado
No está bien recurrir a estos procedimientos cuando la paz está cercana
Así ha sido. Es imposible no estar de acuerdo con el lehendakari en esto. Podrá ser enriquecido o matizado, pero nunca negado. ¿Está de acuerdo el "experto" jefe de la Delegación de tal, Brian Currin, con esto? No lo dirá, porque si lo dijera, a renglón seguido se vería obligado a hacer las maletas y marchar para su casa. El lehendakari es producto de unas elecciones y un procedimiento democrático de elección, y por eso nos representa a todos. Brian Currin y los otros seis "expertos" responden a un proceso de selección privado e interesado en el que han primado el objetivo a conseguir, que no es otro que apuntalar en la sociedad vasca a quienes más la han atacado y masacrado: ETA y quienes desde la izquierda abertzale la han vitoreado.
Yo no voy a dudar de la buena voluntad de quienes vienen desde recónditos y alejadísimos rincones del Planeta a "salvar" a solo dos millones de terrícolas de las zarpas de uno de los terrorismos existentes, pero sí dudo de que su acción y su decisión finales respondan a un sopesado proceso reflexivo. Puede ser que sepan más que yo en la disciplina de ordenar papeles y programar las entrevistas de rigor, pero bien sé que saben menos que yo, -y que tantísimos otros como yo-, de lo que aquí acontece y de lo que realmente pretenden los violentos y sus cómplices, que son quienes les han traído hasta aquí. Se ha dicho que estos "expertos" tienen, además, la misión de verificar el cumplimiento de la tregua de ETA. ¿Es necesario que vengan desde tan lejos? Si nuestros diarios no muestran fotografías de asesinados, ni narran noticias de extorsiones o amenazas, ni informan de secuestros, la verificación no precisa de firmas extrañas.
Recientemente Brian Currin hacía ciertas afirmaciones en relación a lo que él, con otros muchos interesados, llaman "conflicto vasco". Dijo, por ejemplo, que el conflicto es utilizado por el PP y el PSOE para ganar votos. Puede que tenga razón pero ¿no aprovechan ese supuesto conflicto , con mucha más grosería, la izquierda abertzale y el nacionalismo? Piensa Currin que PP y PSOE no debieran discutir entre ellos para ser más eficaces, ignorando que ambos partidos sellaron un pacto antiterrorista y han aprobado en consenso leyes cuyo único objetivo ha sido atajar el problema terrorista de ETA. Da la impresión de que concede alguna utilidad a la organización terrorista, a la que considera posible mediadora en el conflicto, hasta tal punto que, argumentando que de lo que se trata es de moverse del pasado al futuro augura a continuación: "Hoy, el Gobierno español tiene claramente a ETA muy a la defensiva, pero nunca logrará que se rinda incondicionalmente". ¿Es tanto como afirmar que sí se rendirá pero condicionalmente? Y dice después que "hay que tragarse un poco de orgullo, demostrar un poco de generosidad y pragmatismo y estar dispuestos a hacer algunas concesiones". ¿Quién va a oponerse a esto en una conversación distendida al calor de las brasas de la chimenea del salón?
Nadie. Pero la generosidad ha sido desarrollada por el Estado y por la sociedad con la máxima intensidad. Las amnistías y las medidas de reinserción han sido aprobadas en múltiples ocasiones. Las negociaciones de los gobiernos con ETA, secretas o explícitas, han llegado a enrarecer las relaciones entre los demócratas, pues tal era el deseo de que acabara la violencia de ETA que más de un gobierno, de todas las tendencias, se ha bajado los pantalones. El pragmatismo ha sido la forma de funcionamiento del Estado porque el hartazgo de la sociedad ha sido tan ostensible que el fin ha estado a punto de justificar los medios. Y bien, ahora un exagente de policía británico, dos especialistas en el conflicto de los Tigres Tamiles de Sri Lanka, un político sudafricano ya retirado y dos experimentados en el proceso de Irlanda del Norte, van a convertirse en los avezados conseguidotes de nuestra ansiada paz.
No está bien recurrir a estos procedimientos ahora que la paz parece cercana. Nadie debe tener recelos porque ETA, sus presos y sus adláteres están siendo tratados con todo el respeto por parte de quienes hemos sufrido sus atrocidades y faltas de respeto. Es verdad, como afirmó el lehendakari en su discurso, que "se ha impuesto con rotundidad el triunfo democrático". En realidad ocurre que ha llegado a tal cota de descrédito esta izquierda abertzale (tan poco izquierda y tan poco patriota) que necesita importar mediadores que, a pesar de su posible valía personal en otros menesteres, no creo que sepan más del llamado "conflicto vasco" que cualquier lugareño solo medianamente informado.
Josu Montalbán es candidato del PSE-EE al Congreso por Bizkaia
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