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Reportaje:

Ence cambia de perfil y despega

La biomasa da estabilidad al grupo y la gestión forestal lo refuerza como papelera

"No es un sueño, es una realidad". El consejero delegado de Ence, Ignacio Colmenares, recurre con profusión a esta muletilla cuando describe la metamorfosis en que está inmerso su grupo. "No hemos cambiado las siglas, seguimos siendo Ence, pero sí su significado. Ya no nos llamamos Empresa Nacional de Celulosa, sino Energía y Celulosa", según ha explicado a este suplemento.

Cambio que responde al nuevo perfil de una compañía que, según los últimos datos facilitados, ha ingresado entre enero y agosto por ventas de energía 113,7 millones de euros, un 25,9% más que en igual periodo de 2010. Con este aumento, Ence acentúa su imagen de empresa energética (generó 980.837 megavatios por hora en los ocho primeros meses del año) al aumentar su participación en este mercado y consolidar su liderazgo en el mercado de la energía renovable con biomasa.

La empresa denuncia intentos de fraude de ley para el cobro de primas a la biomasa

Un aumento de facturación al que no es ajeno su Plan de Energía Renovable, en el que se encuadra también el inicio de la construcción de la mayor planta de biomasa de España, en Huelva, con una potencia nominal de 50 megavatios (MW). Ence está impulsando además la puesta en marcha de otras ocho plantas en España. El plan, que supone una inversión de 525 millones, va a permitir a Ence incrementar la potencia instalada en 210 MW, que se sumarán a los 180 MW de capacidad con los que ya cuenta.

A la espera de que entren en funcionamiento las nuevas centrales de producción pura con biomasa, "Ence avanza en la mejora de la eficiencia de sus plantas de producción de celulosa en Huelva, Navia (Asturias) y Pontevedra, y ha logrado aumentar hasta agosto la producción de energía un 14% respecto a igual periodo de 2010", señalan fuentes de la compañía. "La energía aumenta su peso relativo y genera un Ebitda estable y recurrente. El Plan de Energía Renovable va a suponernos anualmente unos ingresos adicionales de 225 millones y un Ebitda recurrente adicional de 80 millones euros", subrayan.

Con el desarrollo del Plan de Energía Renovable, agregan, el grupo acentúa su carácter de empresa de energía y celulosa, y va a dotar de una mayor estabilidad a sus cuentas, al combinar resultados de un negocio, el de la celulosa, marcado por las tendencias del mercado y, por tanto, cíclico, con otro negocio, el de la energía renovable, regulado y estable.

En junio, Ence cerró con varias entidades financieras una operación de project finance, la primera que se realiza en España para la financiación de una planta de energía renovable con biomasa, la prevista para Huelva, por un importe de 101 millones de euros y en la que el repago está garantizado por los recursos generados por la propia planta. Dos meses después, Ence se ha dirigido a las constructoras especializadas en proyectos energéticos y les ha pedido ofertas para dos nuevas plantas de biomasa, de 20 MW cada una, ubicadas en Mérida y M. de Fernamental (Burgos).

Estas tres centrales, que suponen en conjunto 90 MW, y otros 10 MW adicionales, señala Colmenares, que va a aportar antes de que acabe el año la planta de Navia, que está operando hoy por debajo de su capacidad por falta de línea de evacuación, "van a proporcionar a Ence 100 MW nuevos, lo que nos va a suponer 100 millones más de facturación y unos 30 millones de euros de mejora en el Ebitda de la compañía".

Por otra parte, y haciendo gala de lo bien que les va a pesar de la crisis económica y financiera, el consejero delegado agrega que Ence "ha reducido sus costes totales, su cash cost, en lo que llevamos de año en unos 65 millones de euros" y que "en 2012 van a reducir unos 30 euros por tonelada de celulosa sobre el coste medio de este año, lo que supone una mejora de otros 45 millones de euros en costes y gastos estructurales perfectamente identificados". Por tanto, dice, entre las reducciones de costes y la inyección que supone la energía para nuestras cuentas, "estamos asegurando, con independencia de cómo esté el precio de la pasta para celulosa, mantener el Ebitda a los niveles de los mejores ejercicios de la compañía. Y además vamos a incrementar otros 100 MW de biomasa en cada uno de los dos ejercicios siguientes".

Es un cambio total, impensable hace años, dice Colmenares, "que hace recurrentes nuestros resultados, nos da estabilidad y nos convierte en una compañía que no da sustos al accionista. El precio de la biomasa es estable y está regulado con unas primas, que en Ence nos parecen suficientes y que a medida que vayan bajando los costes de producción lo iremos comunicando a la Administración, nos hemos comprometido a hacerlo, para que se vayan reduciendo también las primas".

"Hay un peligro potencial", denuncia Ignacio Colmenares, "en la iniciativa que están barajando algunas comunidades autónomas y que a nuestro juicio supone un claro fraude de ley. Dadas sus estrecheces presupuestarias actuales, quieren transferir la elevada factura que les supone su obligación de limpiar sus montes para evitar incendios al Ministerio de Industria. Para la maniobra se han inventado el término "cultivo forestal", que quieren hacer pasar por sinónimo de "cultivo energético", que es el que literalmente figura en el decreto que regula la producción de energía con biomasa y al que la norma atribuye la mayor prima (158,30 euros por MWh). El decreto regulador contempla una prima más pequeña, 127,70 euros, para los residuos forestales procedentes de aprovechamientos que tengan como destino principal la generación eléctrica con biomasa. Si las comunidades autónomas imponen el fraude se va a incrementar por una parte vía primas el déficit eléctrico, que pagamos todos los españoles, y se va a favorecer además la deforestación en España".

"Es gravísimo", agrega, "porque, por ejemplo, las grandes masas de pinos plantadas en Castilla y León en las decadas de los ochenta y noventa o el bosque segoviano de Balsaín podrían ser considerados cultivos forestales por las comunidades autónomas y talarse para recibir así las primas, en vez de destinar la madera de esos árboles a otros fines. Cultivos energéticos son los que hacemos en Ence, en distintas plantaciones y sustituyendo a otros cultivos de regadío que han dejado de ser rentables, como es el caso del tabaco en Extremadura, ruinoso hoy pese a recibir unas fuertes subvenciones de la UE que además van a desaparecer. Hay en esta situación 90.000 hectáreas. Ence y otras empresas hemos empezado a plantar allí chopos y eucaliptos, que son árboles de crecimiento muy rápido, entre 3 y 12 años, aplicando además técnicas de riego gota a gota que supone ahorrar dos tercios del agua que se emplea en el tabaco, que es una actividad rentable y que crea empleo rural".

Ence tampoco está descuidando sus otras dos actividades, la producción de celulosa, incrementando la eficiencia de las instalaciones y reduciendo costes, y la gestión forestal (cuenta con 110.000 hectáreas en España, Portugal y Uruguay). En esta actividad está logrando además fuertes reducciones de costes en la compra de madera a propietarios de bosques, pagándoles incluso más que antes, al negociar directamente con ellos y eliminar intermediarios. Además, les está asociando en la introducción de mejores especies de árboles y mejores técnicas, y en la certificación de producciones.

El grupo empresarial, para el que la celulosa supone aún la tercera parte de sus ingresos (quiere situarla en próximos ejercicios en términos relativos en el 50%), exporta el 85% de su producción. Fundamentalmente a Europa occidental y central, pero ha empezado a vender también directamente a fabricantes chinos. La producción de pasta de Ence está basada sobre todo en el eucalipto y es muy apropiada para el mercado del embalaje, que no ha dejado de crecer pese a la crisis, y para el mercado del tisú, del papel higiénico, cuyo crecimiento es exponencial en Europa y Norteamérica y que presenta además enormes posibilidades de desarrollo en China y otros países asiáticos donde está poco desarrollada. -

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