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Reportaje:la última | los lugares de manuel borja-villel

Rincones de bibliófilo

La búsqueda de libros marca los recorridos por la ciudad del director del Museo Reina Sofía, afición que combina con la compra en el mercado o una pizzería de solo tres mesas

1. Filmoteca. Me gusta mucho el cine, y en particular un determinado cine que se programa aquí, como la nouvelle vague, el alemán de los setenta, el neorrealismo italiano y todo el cine clásico, desde Nicholas Ray hasta Hitchcock. El cine tiene algo de caja negra en la que desapareces, por eso aunque voy mucho solo recuerdo la película.

2. Teatro Real. Recuerdo especialmente la última ópera, San Francisco de Asís, de Messiaen en la Casa de Campo, con un montaje extraordinario. Pero también me han gustado otros. Es uno de los lugares a los que voy siempre que puedo porque me gusta mucho la música de piano, aunque la oiga más en casa. Pero la ópera tiene un elemento teatral envolvente, de síntesis de las artes, y una combinación de algo muy físico y mental que es muy estimulante.

3. Librería La Central. No sé si debería decirlo yo, pero es que esta librería del Reina es muy buena y no solo en arte, sino también en humanidades, filosofía... Soy cliente preferente, compro muy a menudo sobre todo libros de pensamiento. Y aunque se pueda comprar por Internet me encanta ir allí. Normalmente voy a por uno concreto y salgo con 20 más.

4. La cuesta de Moyano. La tengo de camino a los dos palacios, el de Velázquez y el de Cristal, que también tienen programación del Reina Sofía. Tengo la suerte de pasar entre semana y es como el camino de casa. Siempre acabo cogiendo algo y normalmente aquello que no busco. Los libros que quiero, llamo y me los envían. Pero me gusta ir de librerías porque buscar y tocar libros es algo irreemplazable.

5. La plaza de Santa Ana. Me gusta la plaza y toda la zona que le rodea, por donde es muy agradable perderse. Hay también muchas librerías especializadas en teatro que no se encuentran en otros lugares. Y además puedes tomar algo.

6. Mercado de la Paz. Es un lugar para meterse de repente en una de sus cafeterías a tomar algo, a comer comida del día o a leer el periódico. Comer en el museo es algo sistemático y muy ordenado, por eso cuando es para casa aprovecho para ir al mercado y coger cosas que me apetecen según me las encuentro. Claro, cuando se va así a veces acabas juntándote con 30 paquetes de espaguetis de la marca que te gusta.

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7. El Museo Reina Sofía. No es porque yo esté aquí. Es como una pequeña ciudad. Algún visitante se queja de que es un museo complejo en el que es fácil perderse, pero es que no solo es uno de los grandes museos contemporáneos del mundo a nivel de contenidos, sino también físicamente. Son dos edificios, el viejo de Sabatini y el nuevo de Nouvel, más los dos palacios del Retiro. Por eso tiene algo de ciudad en donde necesitas un mapa que te va describiendo las cosas. Se puede tener la experiencia no como lugar de trabajo, sino como un microcosmos. Un espacio al que viene gente a leer el periódico en el jardín del edificio antiguo o a pasear.

8. Pizzería Trenque-lauken. Es una argentina que solo tiene tres mesas. Me gusta, aparte de por la gente, porque está frente al Retiro, en un sitio muy especial. Ni es de grandes chef ni de marcas comerciales. Es muy entrañable, se come y te tratan muy bien. Tiene algo como de otra época que es muy de agradecer. Son esas cosas que se aprecian de Madrid. Porque no hay un solo Madrid, hay varios, y lugares como este son los que mantienen esa riqueza.

Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía, en la librería La Central.
Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía, en la librería La Central.ÁLVARO GARCÍA

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