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Propuestas para tiempos de crisis

Arts Santa Mònica y la Fundació Tàpies ofrecen modelos contrapuestos

Inauguran el mismo día y ambas son exposiciones colectivas, tradicionales en su planteamiento y montaje. Sin embargo, sus aspiraciones son bien distintas. On-Off, en el centro Arts Santa Mònica, es la exposición central de la Tardor Art 2011, una iniciativa impulsada por las cuatro asociaciones catalanas de galerías de arte con el objetivo de acercar el ciudadano a unos establecimientos donde, a menudo, no tiene siquiera el valor de entrar. Tras probar diferentes formatos, este año han apostado por una colectiva que reúne, bajo el amplio paraguas temático de la luz, 37 obras de otras tantas galerías, seleccionadas entre las 90 que participan en el evento, algo más de la mitad del colectivo. Casi todas las obras -fotografías, pinturas, pequeñas instalaciones y varias cajas de luz- han sido producidas para la ocasión por las galerías, que el Instituto Catalán de las Industrias Culturales (ICIC) ha financiado con 65.000 euros, una suma nada despreciable para los tiempos que corren. La idea es que la exhibición funcione como un escaparate de las galerías, con el objetivo de familiarizar al público con su labor y empujarle a que las visite para ver el resto de las piezas.

Con un afán mucho menos didáctico y conciliador la exposición de la Fundació Tàpies se enmarca en una línea de propuestas muy conceptuales, que a menudo fallan en la fase de formalización, generando una especie de fractura con su interlocutor natural que, finalmente, es el público. En este caso la factura resulta aún más evidente, ya que la cosa va de lenguaje y comunicación. Laurence Rassel, la directora artística de la Tàpies invitó la artista británica Imogen Stidworthy para que realizara una retrospectiva de su obra. Sin embargo, ella prefirió organizar con la colaboración del comisario Paul Domela, una "perspectiva". "Una exposición en la que pudiera mirar mis piezas desde las obras de otros artistas, algunos de las décadas de 1960 y 1970 y otros muy contemporáneos, algunos que fueron mis maestros y otros mis alumnos, para ver cómo mis obras se articulaban en esta genealogía", explica la artista-comisaria.

La muestra titulada En el primer círculo, en homenaje a la novela homónima de Alexandre Soljenitsin, reúne vídeos, instalaciones, esculturas y documentos de 25 artistas, incluido el propio Tàpies, que presenta un cráneo deformado y con una cruz grabada. El hilo conductor de la selección es "el hecho lingüístico, los encuentros y conflictos que genera el lenguaje, los malentendidos provocados por las traducciones y sobre cómo leemos una persona a través de su voz y sus palabras". Según explica Stidworthy, las obras aluden también a las problemáticas entre castellano y catalán, que en Cataluña se viven muy tranquilamente, a diferencia de en Amberes, que acogió la primera parte del proyecto, donde las tensiones lingüísticas son mucho más exacerbadas.

El tema, muy complejo y lleno de matices, es, sin duda, interesante. Sin embargo, resulta difícil percibirlo a través de las obras, que ocupan las tres plantas de la fundación, en un conjunto que puede arriesgarse a quedarse mudo y críptico para la mayoría del público, si no se apoya con un importante despliegue de cartelas y hojas de mano. La exposición se mantendrá abierta hasta el 5 de febrero.

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