Cae una mafia china que obligó a unas 100 chicas a prostituirse drogadas y sin condón
El aumento de la publicidad de burdeles chinos y la denuncia de una mujer que no encontraba a su hija de 16 años fue el hilo que sirvió a los Mossos d'Esquadra para empezar una investigación hace un año y medio contra la mafia china. La operación ha culminado con la detención de 39 personas (33 han ingresado en prisión) acusadas de explotar sexualmente a un centenar de mujeres en pisos de Barcelona. Seis de ellas eran menores.
Las chicas eran obligadas a prostituirse durante más de ocho horas seguidas sin descanso, sin usar preservativo, e incluso algunas eran drogadas con ketamina para potenciar su rendimiento. "En las escuchas descubrimos que una de las chicas se había suicidado porque había contraído el sida", explicó ayer el inspector jefe del Área Central de Crimen Organizado de los Mossos, Quim Francés. La policía autonómica encontró además numerosas sustancias abortivas en los registros.
Aunque alguna de las chicas llegó a Barcelona sabiendo que iba a ejercer la prostitución, la mayoría eran engañadas con falsas promesas de trabajo. "Cuando descubrían la verdad, se veían atrapadas por la 'triple carencia': la deuda contraída con sus explotadores, su situación irregular y el desarraigo", según el inspector de la policía catalana.
Entre el lunes y el sábado de la semana pasada, 700 mossos entraron en 33 pisos. De estos, 17 eran burdeles. En ese momento, la policía liberó a 30 mujeres, que están ahora en manos de una ONG y de la Generalitat. Hasta el momento, solo han presentado denuncia cuatro de ellas.
El máximo responsable de la red, que está en prisión, vivía en Santa Coloma de Gramenet, donde regentaba varias tiendas, y dependía de una red mayor afincada en China. El resto de la mafia también tenía negocios legales y llevaba una vida austera para no llamar la atención.
La policía catalana considera que ha descabezado a la mafia cuando iniciaba su expansión. Los detenidos habían entrado ya en el negocio de las drogas y de la falsificación de documentos. En un piso, los mossos encontraron 400 pasaportes falsos que servían para el tráfico de seres humanos. Barcelona era el puente para la inmigración ilegal y la explotación sexual en Estados Unidos, Canadá y Australia. Además, la tríada había empezado a extorsionar a sus compatriotas en la capital catalana.
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