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Las tribulaciones de 'frau' Merkel

Quienes estamos preocupados por el futuro de la economía española y por el de Europa, más que en España o en Grecia tenemos los ojos puestos en Alemania. Pienso que la dirigente alemana tiene ante sí decisiones difíciles y, a la vista de lo ocurrido los dos últimos años, temo que esta dificultad retrase excesivamente algunas acciones necesarias y dificulte la salida de la crisis.

Debo empezar con cuatro afirmaciones: 1. Podemos salir de la crisis, pero hay que aceptar que saldremos despacio. 2. No debemos dejar que el ritmo de lo que todos debemos hacer nos lo marquen los mercados. 3. Salir de la crisis no significa volver a la situación anterior (vale especialmente para España) y 4. O salimos todos juntos o no saldrá nadie (vale para toda la Europa del euro, sin excluir a los países más sólidos).

Todos debemos salir de la crisis algo más alemanes, pero Alemania debe salir de la crisis algo más europea

Una parte importante de la crisis proviene de los errores en el mercado financiero internacional, pero en algunos países (España entre ellos) los comportamientos internos, que permitieron el crecimiento exagerado basado en el endeudamiento, tienen la parte mayor de responsabilidad. Por ello tienen unos deberes muy duros de ajuste por delante, deberes que muchos de ellos están haciendo desde hace un par de años, impuestos por el FMI, el BCE, y las autoridades europeas (lideradas por Alemania) a cambio de una ayuda directa en sus problemas con la deuda pública.

Pero para salir de la crisis no son suficientes estos ajustes y estas ayudas que evitan situaciones límite, sino que es imprescindible la reactivación de todas las economías europeas para que se recupere el empleo. A esta reactivación no ayuda el enorme superávit comercial alemán con la mayoría de los países del euro. La imposibilidad de devaluación obliga a los países a aumentar su competitividad, pero también obliga a Alemania (y a algún otro) a fomentar su consumo interno para permitir un mejor equilibrio de las balanzas comerciales y a aceptar que por la vía de los eurobonos se reduzca la carga financiera de los intereses de la deuda para muchos países, aunque se aumente un poco para ella.

Yo creo que Ángela Merkel, que no dudo que es inteligente, debe tener claras algunas de estas consideraciones, pero veo que le cuesta mucho hacérselas comprender a una parte de la opinión pública de su país que considera que esto es pedir una solidaridad exagerada hacia países que han dilapidado muchas de las ventajas de la creación del euro. Esta opinión, fácilmente defendible en discursos populistas, solo responde parcialmente a la realidad.

No es cierto que los mayores, ni aún menos los únicos, beneficiarios de la creación del euro sean los países llamados periféricos. Para estos países, como España, el euro ha supuesto sobre todo una extraordinaria reducción del coste del dinero (recordemos los tipos de interés con la peseta) y por tanto un gran aumento del crédito. Otra cosa es que lo hayamos utilizado equivocadamente para invertirlo en infraestructuras de dudosa rentabilidad y aún más provocando una burbuja inmobiliaria. Esta es nuestra parte de culpa. Pero para los países centrales, como Alemania, ha supuesto la creación de un enorme mercado de más de 300 millones en el que los países menos competitivos han perdido la posibilidad de recuperar competitividad devaluando su moneda. Tal vez Alemania no haya sido el principal beneficiario del euro, pero afirmo rotundamente que todos nos hemos beneficiado mucho, aunque en aspectos distintos. La quiebra del euro sería un desastre para todos, también para Alemania.

Por ello los países centrales están obligados, por justicia y también por interés propio, a asegurar la continuidad del euro, contribuyendo a solucionar los problemas de los otros, a pesar de que estos sean los más responsables de tales problemas. Eso sí, asegurándose de que los problemas no se van a repetir y, por tanto, exigiendo reformas.

Alemania debe aceptar protagonizar los planes de ayuda, no debe impedir la creación de los eurobonos, debe ayudar a consensuar políticas económicas europeas y debe moderar sus estímulos a la exportación reactivando más el consumo interno. Frau Merkel debe demostrar que, además de ser inteligente, tiene liderazgo y pone los intereses europeos por encima de los de su país, como hicieron otros líderes en otras épocas.

Todos debemos salir de la crisis algo más alemanes, pero Alemania debe salir de la crisis algo más europea.

Joan Majó es ingeniero y exministro.

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