Entre pupitres y fogones
56 alumnos comienzan el primer curso en el Basque Culinary Center - En dos semanas cocinarán y servirán en la cafetería de la facultad
"Vais a disfrutar, pero vais a trabajar un montón". El director del Basque Culinary Center (BCC), Joxe Mari Aizega, se dirige a los 56 estudiantes que van a comenzar el primer curso que imparte la nueva Facultad de Ciencias Gastronómicas y Artes Culinarias de Mondragon Unibertsitatea. Expectantes, nerviosos e ilusionados, los futuros cocineros asistieron ayer al arranque de las clases apenas una semana después de que se inaugurase el edificio de la facultad. En enero se sumarán otros 14 alumnos más procedentes de escuelas de hostelería.
Para abrir boca, el centro proyectó un vídeo con sugerencias y consejos de los principales cocineros vascos, impulsores del proyecto. Juan Mari Arzak, Martín Berasategui, Pedro Subijana, Eneko Atxa, Andoni Luis Aduriz o Hilario Arbelaitz hablan de vanguardia, pasión, raíces y humildad. Los chefs homenajean a todas las mujeres que han llenado las cocinas y que "sembraron las bases de lo que es hoy la alta gastronomía". Karlos Arguiñano recalca que un "cocinero no puede dejar de ser alegre" y llegan las risas desde las butacas. "Un oficio duro, con muchas horas de trabajo detrás, pero que das placer y recibes placer también", señala Subijana.
"Vais a disfrutar, pero vais a trabajar mucho", afirma el director del BCC
Otros 14 estudiantes más comenzarán las clases el próximo mes de enero
Los estudiantes se quedan con varias ideas. "¿Qué es lo que más os ha calado?", les pregunta Aizega. Alguno responde: "Si estás en lo más alto no te lo debes de creer, porque entonces dejas de aprender". Segunda idea: "Se disfruta trabajando". Y tercera: "Eso de dar placer a los demás".
La jornada de recepción se convierte en una clase magistral sobre la cocina vasca, que a lo largo de los años ha hecho suya la consigna de "innovar cooperando". "Hay países en el mundo donde los cocineros no se pasan las recetas. Aquí se comparte todo porque los cocineros vascos han sabido siempre que se mejora compartiendo conocimientos y eso es lo que haremos estudiando aquí", explica Aizega.
Los estudiantes entrarán hoy de lleno en las actividades docentes. La matrícula asciende a 8.000 euros, aunque algunos de los alumnos tienen beca. La facultad justifica el elevado coste por los materiales y la tecnología que se utilizarán a lo largo de los cuatro años de que consta la carrera. Varios estudiantes tendrán facilidades para compaginar las clases con algún trabajo en hostelería para poder costearse el curso.
Durante las próximas dos semanas, además de las prácticas, las clases se centrarán en la asignatura Definición y Conceptualización de la Profesión, una materia que suma dos créditos "necesaria para conocer la profesión, lo que implica, normativas y prácticas básicas", explica Alex Beitia, director académico. A partir del próximo día 17, los estudiantes cocinarán y servirán al público en la cafetería de la facultad, un espacio íntegramente gestionado por ellos mismos.
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