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Columna
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A la cárcel

Los locos y los niños desvelan lo que los adultos cubrimos con velos, un niño loco acaba de contarnos desde la BBC el reverso del cuento que nos han venido contando hasta ahora: no era cierto que viviésemos unha época de paz, no era cierto que hubiese un orden racional, no era cierto que existiesen sociedades más o menos democráticas... Esto es un bosque y su dueño es el lobo, no somos más que el alimento de su hambre insaciable. Somos las reses de Goldman Sachs o de alguna manada de bestias feroces. Cuando pensábamos que estábamos progresando no hacíamos sino engordar para estar en el punto.

Va a resultar que la culpa de la crisis no era de Zapatero. A ese Zapatero, que se va silencioso escuchando reproches y quejas de unos y otros, tendremos motivos para extrañarlo por motivos diversos muchas personas. Su intento de articular una España con su diversidad nacional fue derrotado, no hay duda de la hegemonía del nacionalismo español más integrista y de la ruptura de entendimiento con Catalunya y Euskadi, que preparan sus futuros particulares. Zapatero le parecía poco a mucha gente y ahora todos beberemos taza a taza la olla entera. Puede que no haya pan ni escuela o sanidad pública, pero no faltarán corridas de toros, el Cid y los Reyes Católicos. Al tiempo, que será en breve.

Es evidente que delincuentes muy peligrosos nos están atacando impunemente

Pero ya Zapatero con sus éxitos y derrotas es pasado, incluso Rubalcaba o Rajoy, aunque ganen no serán futuro. El futuro es este presente, este gran juego que escapa a nuestros políticos: Zapatero, Papandreu, Sarkozy, el increíble Berlusconi, Merkel, Barroso... Un juego criminal. Tras las declaraciones de alguien considerado como una autoridad por una cadena como la BBC denunciando una conspiración con el propósito evidentemente delictivo de arruinar países, empresas, familias, trabajadores..., un plan para liquidar a Europa como sujeto acabando con el euro, lo que corresponde es una investigación criminal. No podemos esperar a que el juez Garzón lo haga todo, a estas alturas bastante tiene con defenderse de tantos perseguidores, alguna otra autoridad habrá que deba intervenir ante indicios de delito tan flagrante. Si no hay fiscales o jueces que inicien una investigación la propia Interpol debería actuar. Que investiguen la conspiración, que desarticulen la trama. ¿Quiénes son Goldman Sachs? ¿Quiénes más están implicados? ¿Cómo actúan, quiénes son sus cómplices entre nosotros? Que actúe la justicia si es que la hay y que los metan presos de una puñetera vez, porque es evidente que nos están atacando impunemente delincuentes peligrosos. Si no lo hacen quedará demostrado que ese hombre que reveló lo velado ante las cámaras de la BBC tiene razón y estamos ante una conspiración con más poder que todos los estados democráticos europeos y nuestro destino inevitable es la ruina. No actuar ante algo asi es de imbéciles o de suicidas.

Como ese gran juego financiero internacional es nuestra realidad y como en el fondo lo sabemos todos, aunque busquemos culpables y chivos expiatorios en nuestra cercanía, la vida política española se ha ido desvaneciendo: el partido se juega fuera, en Europa y en EE UU (pues China, India, Brasil..., viven otra realidad). Reformar la Constitución era un tabú hace unos meses y ahora es algo inocuo, fútil y unas semanas después ya lo hemos olvidado, pues estamos preocupados por el ansia de cada nuevo día. Y si la política española se ha vuelto pantomima (¡Los catalanes quieren acabar con la "fiesta nacional"! ¡Motín como en el 2 de Mayo!), qué decir de la política gallega. Decir que ha desaparecido.

Los socialistas en Galicia están en su nube, el BNG en la suya y el PP ocupa una Administración ejecutando las órdenes que le llegan desde la calle Génova. En formación de firmes esperan a que llegue Rajoy a Moncloa para desfilar hacia donde les manden, a insistir en privatizarlo todo: cerrar escuelas públicas y abrir aulas de las Esclavas de Cristo o de cualquier otra secta ultra. Hace un año nos preocupaba el futuro de nuestras cajas, ¿se acuerdan? Teníamos dos cajas, con sus insignias orgullosas como yates de lujo, se veía claro que tendrían que fusionarse y tuvimos que aguantar las campañas localistas, se fusionaron y ahora hay esta cosa. ¿Pero de verdad la hay? ¿Y suponiendo que la haya, es gallega? En realidad, ya ni nos preocupa, hemos interiorizado tan hondo la derrota que ya nadie cree que la política pueda siquiera frenar el expolio, nuestra lengua propia, la educación, la sanidad..., todo lo que es patrimonio público. Los partidos políticos en la oposición están en su nube y los demás en las catacumbas.

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