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Columna
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Ecología

Pertenecen a la ecología de la zona estos negocios inmobiliario-municipales en los que de pronto irrumpe la policía y detiene a un alcalde, varios concejales y profesionales del sector de la construcción, seres que mantienen con el entorno algún tipo de relación especial, entre el tráfico de influencias, el cohecho, la prevaricación o el delito urbanístico. En este ecosistema viven prácticamente todos los partidos. En el caso de Ronda, el anterior alcalde, del PSOE, detenido y puesto en libertad bajo fianza, había sido antes alcalde con el PA, y había gobernado de acuerdo con el partido GIL y con el PP, compatible con todos.

Son maneras de adaptarse al medio en comarcas donde el campo o el bosque se consideran improductivos. La lógica económica vigente, que en este momento se demuestra funesta, exige transformarlos en dinero, es decir, recalificar, reconvertir suelo público en propiedad privada. Pero los grandes proyectos del antiguo alcalde están hoy parados, reducidos a un encinar seco, un monte roto y un campo de fútbol hecho escombros. Pensaban levantar en el encinar un gran micromundo para minorías afortunadas, el complejo golfista Merinos Norte, y un Eroski, un centro comercial en el campo de fútbol. La mejor diversión popular es meterse en una aglomeración variada de tiendas: comprar es la feria, el entretenimiento, el deporte supremo.

La historia de la fallida creación de un mundo de campos de golf, villas, hoteles de oro y cuadras de caballos en ocho millones de metros cuadrados de la serranía de Ronda recuerda la trama obsesiva de una inagotable serie de televisión. Se remonta a principios de los años noventa, cuando se recalificaron como urbanizables terrenos serranos con los votos del PSOE, del PP y de IU, y paralelamente surgió la idea de la urbanización de lujo, sostenida por personajes notables del PSOE regional y nacional, con capital de todos los colores, hasta formar un nubarrón de 50 sociedades entrecruzadas. En 2003 empezó la tala de encinas. El proyecto se aceleraba y el PP lo denunció como un caso de corrupción, aunque a la vez lo impulsaba desde la coalición de gobierno en Ronda. La cosa se desquiciaba. La Junta de Andalucía quiso en 2006 parar las obras de un proyecto para el que no había agua suficiente, pero se opuso al proyecto con toda la determinación necesaria para que los juzgados no pararan nunca las obras.

Por los mismos días, la Junta anunciaba una autopista de peaje entre Marbella y Ronda, y un AVE entre Ronda y Antequera, quizá como culminación o propaganda de un proyecto inmobiliario que acabaría parándose solo, por agotamiento económico, hace ya más de tres años. En esta historia de duplicidades y metamorfosis fantásticas, el antiguo delegado de Medio Ambiente en Málaga, Ignacio Trillo, ha recordado una anécdota disparatada: el antiguo alcalde de Ronda, del PA al principio y luego del PSOE, capaz de gobernar también con el PP, fue declarado oficialmente tránsfuga, es decir, traidor, con la firma de Manuel Chaves, ministro de Administraciones Públicas. Casi simultáneamente aparecía, como alcalde socialista de Ronda, aclamando a Chaves en un congreso regional de su nuevo partido, el PSOE, que lo admitió a pesar de que el Pacto Antitransfuguismo compromete a los partidos a rechazar al tránsfuga "mientras mantenga el cargo conseguido en la candidatura original".

El alcalde se había pasado al PSOE en mayo de 2008, y antes de que acabara ese verano la Junta cesó al delegado Trillo, que no veía viable Merinos Norte. Ecologistas en Acción e IU, que llevó infructuosamente al alcalde a los tribunales, se enfrentaron en la medida de su capacidad a los proyectos del municipio. Y ahora la policía cree haber vuelto a descubrir el negocio de siempre: economía milagrosa, movimiento de tierras, limpieza de dinero y ensuciamiento de la vida pública, único poder sustancial que las fuerzas económicas parecen haberles dejado a los políticos.

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