Ropa para tirar y duchas fantasma
Pilotos y equipos agudizan el ingenio en el circuito de Motegi ante la desconfianza generada tras las fugas en la central nuclear de Fukushima
Mary Spies ha llegado al circuito de Motegi con un juguete nuevo: un contador Gaiger, o lo que es lo mismo, un medidor de radioactividad. La risueña mamá de Ben, piloto de Yamaha, anda con él de arriba para abajo midiendo la posible contaminación de todo objeto que se le ponga por delante. "Ha venido al taller y me ha acercado el aparato; dice que mis zapatillas daban 0,11 microsieverts / hora. Eso no es nada", cuenta Juanito Llançà, uno de los mecánicos de Jorge Lorenzo. Spies no es la única que se ha rascado el bolsillo para comprar uno de estos medidores, también lo han hecho otros integrantes del paddock del Mundial de motociclismo, que ha aterrizado en Japón con cierta desconfianza tras el accidente nuclear en la central de Fukushima acaecido como consecuencia del tsunami que arrasó la costa este del país nipón el pasado mes de marzo. De hecho, la carrera debería haberse celebrado en abril y tuvo que ser aplazada.
Dos corredores y una treintena de técnicos han optado por no viajar
Medio año después, la central parece bajo control y las imágenes de caos total se han tornado en normalidad absoluta; el circuito no deja muestra alguna de la tragedia, aunque dos tercios del trazado tuvieron que ser reasfaltados debido a las grietas y el museo, propiedad de Honda al igual la pista, se vio seriamente afectado. El perímetro de seguridad en torno a Fukushima se ha reducido de 80 kilómetros a 20 -Motegi está a 125-, y un informe independiente realizado en julio y solicitado por la empresa organizadora del campeonato, Dorna, a la italiana ARPA, certifica que la zona de Motegi es completamente segura.
Por si acaso, y tras discusiones eternas ante la negativa inicial de los pilotos a asistir al gran premio, los hay que no escatiman a la hora de tomar precauciones. Ducati contrató a dos físicos nucleares para que informaran a su equipo durante el pasado GP de San Marino y ha optado por traérselos a Motegi, donde cada día realizarán mediciones para controlar el agua -por ahora no han detectado ningún rasgo de radioactividad-, el volumen de radiación en el ambiente con pruebas en 57 puntos distintos del trazado -los resultados son inferiores a 0,2 microsieverts/hora, una nimiedad- y también en la ciudad de Mito, donde reside parte del equipo italiano. Los resultados están siendo compartidos con todas las demás fábricas, para tranquilidad de los presentes.
Las ausencias son notables este fin de semana. Aunque solo ha habido dos pilotos en toda la parrilla que finalmente se han negado a viajar, caso de los italianos Claudio Corti (Moto2) y Luigi Morciano (125cc), corredores como Alex De Angelis (cuarto clasificado en Moto2) han llegado a Motegi sin equipo: FTR le proporcionará una moto y un puñado de mecánicos japoneses. Además, en la mayoría de los talleres falta alguien: en total, una treintena de técnicos han optado por quedarse en casa; también muchos periodistas: algunos españoles, los alemanes y el nutrido grupo de italianos, que contará con un único representante, pues ni siquiera Mediaset, la televisión con los derechos del Mundial, se ha desplazado a Japón; y una quincena de colaboradores de Dorna cuya renuncia les costará el trabajo.
Pese a los informes consultados, todos positivos, el que más y el que menos da rienda suelta a sus miedos y sus neuras, y trata de poner remedio agudizando el ingenio y las supersticiones. Así, la mayoría de los equipos se ha traído la comida y la bebida desde Europa y muchos evitarán las habituales visitas a los restaurantes de Mito. "Algunos se han atrevido a comer pan comprado aquí con los embutidos que trajimos de casa y otros, no", señalan en el equipo Aspar, que visitó casi al completo la central nuclear de Cofrentes (Valencia) días antes de viajar hasta Japón para resolver dudas y despojarse de sus miedos.
El paso por la ducha es una de esas dudas compartidas por muchos. Los hay, como Toni Elías, que reconoce que echará mano de toallitas limpiadoras para evitar ponerse bajo el grifo, y otros como Dani Pedrosa o Marc Márquez, que afirman que ya se han duchado, así que ellos llegan tarde. "Me parece que estos días los pilotos oleremos un poco peor...", concede Jorge Lorenzo, que añade: "Los informes nos dicen que es seguro, y no tiene por qué pasar nada, pero nunca se sabe...". Pedrosa, además, tiene otra estrategia preparada: nada de lo que lleve estos días, desde las zapatillas a la gorra, volverá a la maleta: "La ropa se quedará aquí olvidada".
Capítulo aparte merece Casey Stoner, líder de MotoGP, que a última hora decidió cambiar su billete de avión sin comunicarlo a Honda -supuestamente para retrasar un día más su estancia en la zona- y no llegó a Japón hasta la noche del jueves, y sin la compañía de su inseparable esposa Adriana, embarazada, por lo que tuvo que ser sustituido en la conferencia de prensa oficial previa de cada prueba.
Lorenzo, que ocupó su lugar en el centro de la mesa, se permitió un chascarrillo: "¿Dónde está Stoner? ¿Lidero el campeonato?". No, no tendrá tanta suerte. Como tampoco la tuvo Hiroshi Aoyama, el único dispuesto a correr en Japón desde hace meses, aunque residente en Barcelona, que estará acompañado en la parrilla por otros dos pilotos también japoneses, los probadores de Honda Shinichi Ito y Kosuke Akiyoshi. "Al principio, cuando la mayoría de pilotos se negaban a venir a Japón pensé: '¡igual puedo ganar la carrera!", bromeó Aoyama. "Pero estoy muy contento, entre todos podemos transmitir toda nuestra energía al país". Lo mismo opinaba Ito: "Donde yo vivo, hay todavía mucha gente que no puede volver a casa. Muchas personas viven en contenedores que utilizan como vivienda temporal. No puedo hacer mucho por las víctimas, pero daré lo mejor de mí para brindar un poco de esperanza a los que más están sufriendo".
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