Los pequeños comercios lo están pagando ya

Ampliar por ampliar, horarios o días de apertura, no tiene sentido, máxime cuando las condiciones laborales cada vez son más precarias. Los trabajadores están agobiados y se sienten minusvalorados. Los salarios por trabajar en festivo son irrisorios y, al reducirse las plantillas, en parte por la crisis, para librar un domingo trabajado hay que hacer encaje de bolillos. Conciliar así la vida personal es un sueño inalcanzable.

Adoptar este tipo de iniciativas, que afectan de manera tan grave a empresarios y trabajadores, sin medir las consecuencias, es un error que a medio plazo se va a pagar. Y los pequeños comercios lo están pagando ya. El comercio minorista no puede seguir el ritmo que se está marcando. Estamos desertizando la ciudad, la apuesta por las cadenas y las grandes superficies está haciendo desaparecer el comercio de proximidad, de barrio.

Solo quedarán los supermercados, que por ahora no están abriendo los festivos. Pero el perfil del pequeño comercio es diferente: si no abre, pierde clientes frente a las grandes superficies. En muchos casos son comercios familiares, lo que supone que solo haya una persona o dos para seguir el ritmo de las grandes superficies. Pero si pierden esa baza, si pierden el ritmo, están condenados a desaparecer. Hay que sentar a los agentes sociales, a todas las partes, a hacer una planificación de las necesidades del comercio y de los consumidores.

María José Tajuelo es secretaria general de la Federación de Comercio, Hostelería y Turismo de UGT-Madrid.