"Interior no estuvo a la altura de las circunstancias durante la JMJ"

Regina Plañiol de Lacalle (Madrid, 1959) está a punto de cumplir los primeros 100 días al frente de su cargo, tras sustituir a un peso pesado en el partido, como Francisco Granados. Este consejero, que dejó la alcaldía de Valdemoro para integrar el proyecto de Esperanza Aguirre, asistía a principios de junio a su defenestración. Su puesto lo ocupa desde entonces una mujer licenciada en Derecho por la Complutense y máster en Derecho del Trabajo y Seguridad Social. Ha desempeñado gran parte de su carrera como directora de organización y de recursos humanos en empresas como Metro de Madrid, AXA Seguros, Argentaria y BBVA. Su último puesto antes de pasar a la plaza del Celenque (sede de Justicia) fue número dos del departamento de Familia y Asuntos Sociales.

Con una gran preparación, reconoce que ha pasado estos tres primeros meses conociendo la consejería. Ha efectuado pocos cambios, pero algunos han causado polémica. Tiene encima de la mesa problemas importantes como los paros en el turno de oficio o la ampliación de la plantilla de bomberos. Un tranquilo despacho en la segunda planta de su sede es el escenario de la primera entrevista que concede a un medio escrito.

Pregunta. ¿Cómo han sido estos primeros meses?

Respuesta. Si tuviera que elegir una sola palabra para definirlos, apasionantes.

P. Su llegada coincide con una profunda crisis.

R. Quizá no es el momento más fácil, pero tan importante es saber gestionar la abundancia como las dificultades. Quizá es más importante el saber hacerlo en los momentos de dificultad.Eso sí, se pueden hacer muchas cosas como aprovechar y mejorar la eficacia y la eficiencia en nuestros proyectos de gestión. Tendremos que saber distinguir qué es lo prioritario y lo menos esencial.

P. Y aterrizar en la consejería tras la no renovación de un peso pesado en el partido, Francisco Granados. ¿Eso es una desventaja?

R. Para mí supone un reto y un honor poder suceder a Francisco Granados. Siempre le he admirado personal y profesionalmente, y estoy segura de que voy a contar con su apoyo, su consejo y su asesoramiento cuando sea necesario.

P. ¿Era necesario su relevo?

R. La presidenta tiene un gran olfato político y sentido de la gestión, y creo que sabe distribuir eficazmente a las diferentes personas que forman parte de su equipo en las distintas responsabilidades. Eso no lo digo solo yo, sino que es lo que opinan la gran mayoría de los madrileños, que han ratificado una vez por mayoría absoluta su gestión al frente de la Comunidad de Madrid.

P. ¿Y dejar al número dos del partido en Madrid fuera del Gobierno no resulta extraño?

R. En otros partidos políticos ha habido números dos y números tres que no han estado al frente de una gestión. Granados es desde luego una persona relevante del PP de Madrid, es un miembro de la Asamblea regional y senador por parte de la Comunidad Autónoma. A la vista está que es una persona que cuenta, y mucho, en la política del PP en Madrid.

P. ¿Tiene solución la justicia en la región?

R. La justicia en Madrid no es una isla, y por tanto será la justicia de España. Creo que hay muchas cosas y todos nos tenemos que poner las pilas. La propia presidenta asumió en el debate de investidura el compromiso de abordar como uno de los ejes fundamentales de esta legislatura el análisis y la mejora de la administración de justicia. Se comprometió a que en las próximas semanas presentáramos un análisis o un informe de cómo se encuentra la justicia en Madrid, con vista a que después pudiéramos identificar las líneas de mejora.

P. Pero ¿qué se puede hacer?

R. Muchas cosas. Unas consistirán en reformas legislativas a nivel nacional. También habrá cosas que correspondan a la capacidad normativa de la Comunidad de Madrid y, por supuesto, siempre a una gestión administrativa eficaz. Una parte importante corresponde siempre a los medios materiales, pero ahora también lo son los medios tecnológicos y la capacitación profesional de la Administración. Hace poco que se presentaba la memoria del Consejo General del Poder Judicial y destacaba que Madrid era una de las regiones que tenía más administrativos por juez y que destinaba más presupuesto por persona en justicia. Se reconoce ese esfuerzo que ha hecho la Comunidad de Madrid, pero algo más habrá que hacer para que sea tan eficaz como esperan los ciudadanos.

P. ¿Cómo le explica a un madrileño que deba esperar para un procedimiento contencioso-administrativo dos o tres años?

R. Esa persona que tarda tanto en resolver su contencioso quizá puede tener respuesta no en la administración y la gestión que se hace, sino en el complicado proceso que tenemos, que hay que reformarlo, eso sí, manteniendo el derecho a la justicia que tienen las personas y que el proceso sea garantista y suficientemente ágil y en tiempo.

P. ¿Qué va a pasar con el Campus de la Justicia?

R. El Campus de la Justicia tenía como objetivo concentrar en una sede todos los juzgados de la capital. Ese es un objetivo al que no renunciamos. Lo que es cierto es que el proyecto lo tenemos paralizado por la situación económica. Es un proyecto ambicioso, estupendo y consensuado por todos, pero ahora no es el más prioritario. El día que cambie la tendencia económica, ese proyecto volverá a ser un tema prioritario.

P. ¿En este mandato?

R. Si la situación económica fuera capaz de mejorar esta legislatura, seguro que sí, pero tiene que mejorar mucho.

P. ¿Tiene solución el turno de oficio?

R. En estos tiempos de crisis, debemos decir a los ciudadanos que solo reciban el servicio aquellos que tienen derecho a él. El sistema tiene que tener la suficiente información y rigor en el control para que reciban la justicia gratuita los que la tienen que recibir, y no se beneficien los que no tiene derecho.

P. Fue un cambio llamativo nombrar a Regina Otaola directora de la Agencia del Menor Infractor.

R. Regina Otaola es una gran desconocida para el público. Todo el mundo conoce que es la alcaldesa de Lizarza, pero Regina es una licenciada en ICADE, ha sido directora financiera de algunas empresas y licenciada en Derecho. Su nivel de compromiso y conocimiento, de entrega y de eficacia absolutamente destacable.

P. ¿Es posible que la Comunidad de Madrid se lleve bien con la Delegación del Gobierno?

R. Tenemos una relación estupenda entre ambas instituciones, y específicamente entre la delegada del Gobierno y yo misma. Estamos condenados a entendernos y, de hecho, nos llevamos muy bien. Quizá lo que trascienda a los medios de comunicación es la faceta de seguridad ciudadana y orden público, que es la competencia que tiene la Delegación de Gobierno, esa que estamos recordándole continuamente desde la Comunidad de Madrid en defensa de los intereses de los madrileños.

P. Un punto álgido fue la marcha laica durante la visita del Papa.

R. Durante toda la preparación de la Jornada Mundial de la Juventud, en la Comisión Mixta, le dijimos en todas y cada una de las reuniones que tuviera especial precaución y cuidado con lo que podía ser el desarrollo de la conocida como manifestación laica. La Delegación del Gobierno o el Ministerio del Interior no estuvieron a la altura de las circunstancias.

P. ¿Es necesaria la policía autonómica, como se barajó?

R. La competencia de seguridad ciudadana corresponde a la Administración central del Estado, y, por tanto, le exigimos que cumpla eficazmente con esas obligaciones. Si la Administración del Estado no quiere, no sabe o no puede cumplir con sus obligaciones, nos veremos en la obligación de reclamar esas competencias para la Comunidad de Madrid.

P. Eso necesitaría la reforma del Estatuto de Autonomía

R. Tomando todas las medidas legales necesarias para poder hacerlo. Si el Ministerio del Interior no cumple con sus obligaciones, tendremos que decirle que nos ocuparemos nosotros de hacerlo.

P. ¿Y acaso cree que no lo está cumpliendo?

R. Yo lo que creo es que va a haber un cambio de Gobierno el 20 de noviembre.

P. ¿Se va a ampliar la plantilla de bomberos?

R. Antes de hacerlo, tenemos muchas cosas que ver. Son 79 plazas las que acabamos de convocar, lo que es un primer paso para completar lo que nos han parecido las vacantes más importantes del cuerpo. No descarto que si hay que convocar más plazas lo hagamos.