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Una fiesta sobre (dos) ruedas

La cuarta edición de Muévete por Madrid en moto, una iniciativa que apuesta por este vehículo como alternativa al coche, congrega a más de 3.000 personas

El paseo de Camoens se convirtió ayer desde las doce de la mañana en lugar de encuentro para los moteros que sueñan con la ruta 66. Botas con espuelas, chupas de cuero y largas melenas se dieron cita con motivo de la cuarta edición de Muévete por Madrid en Moto , un acontecimiento que fomenta el uso del vehículo de dos ruedas para desplazarse por la capital.

Pero los amantes de la moto van mucho más allá del tópico de tipo duro de brazos tatuados. El acontecimiento congregó a muchas familias, parejas, grupos de amigos y curiosos que se acercaron a conocer las últimas novedades del sector.

A sus siete años, el hijo de Alfonso López se sube con soltura a un pequeño ciclomotor en uno de los puestos y contesta sin dudar: "Lo que más me gusta es ir deprisa". Su padre explica que, aunque el niño tiene una pequeña moto, le ha inculcado el gusto por este vehículo con "matices" como la prudencia y solo como afición, porque "hay cosas más importantes en la vida".

El Ayuntamiento reafirma su compromiso con los motociclistas
Los Ángeles Guardianes reclaman el fin de los guardarraíles

La moto como alternativa "limpia y fluida" al coche logró reunir a cerca de 3.000 moteros. La iniciativa Muévete por Madrid en Moto "pretende llenar la capital de motos porque cada moto es un coche menos, así como atraer a posibles nuevos conductores de motocicletas", aseguró ayer Ángel Soria, uno de los promotores de este evento.El concejal de Seguridad y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, Pedro Calvo, reafirmó su compromiso con los conductores de motocicletas y ciclomotores y señaló que, aunque la crisis ha obligado a retrasar la instalación de nuevos estacionamientos para estos vehículos, "la sensibilidad motera ya forma parte del genoma del Gobierno municipal".

Soria confirma el pleno respaldo del Gobierno de la capital a la moto, como demuestra que el aparcamiento esté permitido en algunas aceras, y la autorización para que las motos estacionen en zona azul sin pagar o para que circulen por el carril bus y taxi.

Los Ángeles Guardianes son una asociación de policías motoristas; se les reconoce fácilmente por el chaleco de cuero que visten todos ellos. En Madrid ya superan los 300 miembros, pero en toda España suman más de 3.000. Manuel Fernández, uno de sus integrantes, reivindica más medidas de protección para el motorista, como el compromiso de quitar los cerca de 150.000 kilómetros de guardarraíles que todavía flanquean las carreteras españolas. Fernández reconoce que el vehículo de dos ruedas es un hobby por lo general caro pero que varía según el año y el bolsillo. "En un año el gasto oscila entre los 300 y los 3.000 euros solo en complementos", admite.

Todos los aficionados a las dos ruedas destacan la sensación de libertad que experimentan subidos a una moto. "Es inexplicable lo que se siente, es un gusanito que te va comiendo", dice Antonio Zaragozá, que además de conducir se ha aficionado a pintar cascos.

Gloria Gómez sintió ese "gusanito" hace ahora dos años, los mismos que lleva con su pareja, Alfonso Martín. En su caso, optan por el coche para el día a día mientras que la moto tiene un fin más recreativo: "La sacamos más los fines de semana". Alfonso argumenta que en Madrid "queda mucho por hacer para mejorar la movilidad en moto porque, aunque te dejen aparcar en la acera, hay muy pocos estacionamientos". "Faltan sobre todo en los centros comerciales", apostilla ella.

La cita también reunió a quienes sufren la afición por la moto de sus amigos y familiares. "Nosotras vamos siempre de paquete y sabemos lo mínimo", indicaban dos chicas entre risas. Unos pasos por detrás, sus parejas permanecían absortas en una sesuda discusión sobre velocidad y cilindrada. Otras personas ajenas al mundo del motor que no se perdieron el acontecimiento fueron los seguidores del grupo Los Coronas, que desde las 18.30 animó el paseo con sus melodías a medio camino entre el surf y el rockabilly. En ese momento los cascos y las chupas dejaron paso al estampado de leopardo y los labios de encendido rojo.

La cita terminó sobre ruedas, con un recorrido a partir de las ocho de la tarde por las principales vías de la capital, como la calle de Princesa, la plaza de España, la Gran Vía o los paseos de la Castellana y Recoletos.

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