Rafah Nached encarcelada
Esta no es la primera carta que escribo a EL PAÍS. Me siento reconfortada después de ver, por fin, la fotografía de Rafah Nached y leer las columnas que a un asunto tan serio se le han dedicado, después de muchos días de insistencia del psicoanalista Jacques Alain Miller. Debemos agradecerle su obstinación y su preocupación por lo ocurrido con esta mujer que hacía lo que debía hacer: reconfortar y ayudar a aquellos que están viviendo una dramática situación en Siria.
Sabemos que en nuestro tiempo, aquello que no aparece en los medios no existe. Como periodista lo sé. Era necesario insistir para que este tipo de desapariciones, que suelen producirse más a menudo de lo que pensamos, no se repitan. Pero, como decía la familia de la psicoanalista Rafah Nached, ahora "nos ha tocado a nosotros".
Así es, esta vez nos ha tocado, nos ha tocado a todos, no nos engañemos. Jacques Alain Miller ha sido el movilizador para que esta verdad surja a la luz y el motor para que lo apoyemos en pedir con emergencia la liberación de una gran mujer que respeta la diferencia.
A Jacques Alain Miller no "se le ha ido la mano en las redes sociales", al contrario, ha introducido la mano en el agujero de lo abyecto. Agradecidos deberíamos estarle en estos tiempos por su valentía y solidaridad sincera. Solicitamos junto a él la liberación de Rafah Nached, su vida corre peligro.
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